11 de septiembre
Dejamos
preparadas las maletas y guardadas en el hotel hasta la hora de regreso al aeropuerto de Ginebra.
Como sólo disponíamos de unas horas, nos dividimos en
dos grupos, unos van a Chamonix y otros volvemos al teleférico de Bellevue. Queríamos ver el recorrido que hicimos en
primer día y que la niebla nos impidió disfrutar.
Las vistas sobre el valle de Chamonix y sobre el
Glaciar de Bionnassay son de postal. Decidimos subir en el ferrocarril de
cremallera (el Tranvía del Mont-Blanc) hasta la estación superior: el Nido de
Águilas.
El tren ya es por
sí mismo un espectáculo, con sus mecanismos antiguos y su aspecto de otro
tiempo. Pero nos lleva subiendo una pendiente importante hasta el final del
recorrido, desde donde comienza la subida normal al Mont Blanc.
De anteriores
experiencias, sólo había disfrutado plenamente del tren el día que bajábamos
Jose y yo del refugio de Tête Rousse tras haber coronado el Mont Blanc por la
vía normal de Goûter. Entonces íbamos eufóricos, tras bajar corriendo en medio
de la lluvia. Conseguimos coger el tren por los pelos junto con los otros
cuatro camaradas con quienes habíamos compartido un ascenso memorable, cuando
casi no dábamos nada por conseguirlo a causa del mal tiempo.
Ahora, subimos por
encima del moderno refugio del Nido de Águilas y llegamos hasta las proximidades
de la potente lengua glaciar y su blanca coronación en la aguja de Bionnassay
la Dôme de Goûter.
Glaciar de Bionnassay
Tranway du Mont Blanc.
Hicimos el
regreso sin incidencias, con el transfer y el avión en su hora y el viaje a
Salamanca que nos dejó sobre la medianoche.
Aquí puedes ver una colección con más fotos de ese día.
En estos otros enlaces puedes acceder directamente a las restantes jornadas:
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