08 de septiembre.
Subimos desde
Trent por un camino fácil y muy bien trazado que nos deja en el Col de Balme.
Tres miembros del grupo habían ido en autocar y tren para llegar a Montroc y
subir en los remontes que les dejarían en el sendero hacia el glaciar de Tour.
Lamentablemente, los gestores de los remontes habían decidido cerrar el
primero, el telecabina de Charamillon, sin previo aviso. Sospechamos que lo
hicieron simplemente para ahorrar costes de mantenimiento y que nada tiene que
ver con avería o algo similar. Fue una falta de formalidad importante que hay
que reprochar a la “Compagnie du Mont Blanc” que se encarga de la gestión y que
se suma a otras que comentaré más tarde. Como resultado, no pudieron subir y
–acertadamente- decidieron ir al teleférico de Grand Montets.
Col de Balme.
El resto, subimos
hasta el refugio Albert I y disfrutamos del glaciar de Tour, con su magnífica
estética bajo la aguja de Chardonet y de Tour y el Mont Blanc al fondo. Bajamos
en el telesilla de Autannes y nos tocó bajar caminando (mejor cabría decir
corriendo) hasta la localidad de Tour.
Glaciar de Tour.
El último refugio
“Gîte le Moulin” resultó ser una sorpresa. Las duchas y servicios eran suficientes,
la limpieza y espacio sobrados y la comida… absolutamente sobresaliente. Una
auténtica maravilla, digna de un restaurante de cinco tenedores más que de un
refugio de montaña. Cocinan con productos naturales; la pasta con setas frescas
era memorable, como y el postre de yogur con frutos rojos. Recomendable desde
todos los puntos de vista. La pareja que lo lleva, amable, siempre dispuestos y
discretos. Desde mi punto de vista, un lugar para repetir estancia.
En estos otros enlaces puedes acceder directamente a las restantes jornadas:
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