06 de septiembre.
El recorrido de
este día es el más largo: 31, 7 km. No
obstante, hemos decidido tomar un autobús que nos lleva desde el primer pueblo
de Suiza que pisamos, Ferret, hasta Issert, reduciendo así 12,15 km la longitud
y 627 m el desnivel descendente.
De buena mañana
ascendemos el col del Grand Ferret y bajamos desde la Peule por el camino del
bosque. El valle es bonito, se ven glaciares en lo alto, bosques y praderías,
aunque supone un cambio con respecto a la parte italiana que acabamos de dejar.
Subiendo al Col del Grand Ferret. Al fondo Mont Dolent y el glaciar de Pré de Bard.
El Val Ferret suizo.
El autobús (sólo hay uno que nos valga por la hora) sirve, además de a los
montañeros, a los niños que van al colegio a Orsières. Suben niños y niñas muy
pequeños, que van sólos. ¡Qué diferencia con España donde les tenemos ultra
protegidos!
Desde Issert el
camino sube por un bosque animado con paneles sobre hongos y esculturas en
madera hasta Champex Lago y de allí por un corto tramo de sendero al Relais
D’Arpette.
El refugio está
bien en general. Nos dan dos habitaciones pequeñas que nos resultan cómodas. La
dotación, especialmente de servicios (retretes) es manifiestamente escasa para
la cantidad de gente que va. Me resulta sorprendente. La comida es buena, como en los anteriores.
07 de septiembre.
La noche ha sido
de lluvia y tormenta. Pasamos un buen rato decidiendo si ir por el camino
“difícil”, La Fenêtre d’Arpette o por el más fácil que rodea el macizo. Al
final, la mayoría decidimos arriesgarnos mientras que una parte del grupo irá
en transporte público hasta Trient, final del recorrido de hoy.
Cencerro "XXL"
Nuestra decisión
se demostró la más acertada. En la Fenêtre d’Arpette el cielo comenzó a
despejarse y nos ofreció un panorama increíble sobre el gran glaciar du Trient.
Su visión nos acompañó durante gran parte del descenso, regalándonos vistas de
gran belleza.
El camino pasa
por pedreras de rocas grandes y baja por un sendero empinado, pero que no parece
tener una dificultad tan grande como habíamos leído, al menos para nosotros que
estamos acostumbrados a Gredos y sus portillas.
En la parte baja
del valle acompañamos al canal llamado la Bisse du Trient, que tiene partes en
madera (puentes y pasos que atraviesan torrenteras). Servía para regadío del
valle y lo mantienen por su valor etnográfico (ya podríamos tomar nota y
proteger nuestro patrimonio como lo hacen los suizos).
El refugio fue el
Relais du Mont Blanc, que nos resultó cómodo y de buena calidad en general, con
la espinita de la incomprensible escasez de retretes. Una vez más, buena cena.
En estos otros enlaces puedes acceder directamente a las restantes jornadas:
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