sábado, 6 de julio de 2019

El Gütre. Gredos. 2019-07

Hacía mucho tiempo que no publicaba nada, pero no ha sido por falta de actividad, si acaso, por exceso. Para recuperar el ritmo comienzo por una actividad fuera de lo común.

La categoría de la salida requería un esfuerzo que empezaba por madrugar mucho. A las seis de la mañana había quedado en Barco con Jose y a las siete ya estábamos en marcha tras haber dejado un coche en el área recreativa de Zapardiel.

Desde la plataforma salimos con el sol y un fresquito (más bien frío) que nos ayuda a mantener el ritmo vivo. Pasamos junto a la laguna grande y seguimos camino del Gargantón para llegar a la portilla del Rey.


Bajamos a la laguna del Gütre, no sin antes parar un buen rato para disfrutar de las vistas del risco que se alza sobre la primera de las Cinco Lagunas, tantas veces dejado "para otro día" por no alargar las necesariamente duras jornadas de montaña a las que obliga este entorno. Por el lado del Canchal de la Galana, el pico aparece como un pequeño promontorio, pero su lado norte es una gran pared vertical; ofrece una visión espléndida y muy poco conocida sobre los riscos del Gütre y la pequeña laguna homónima, la Galana y por supuesto, el conjunto de circos glaciares desde donde se despliega la garganta del Pinar.



Descendemos a la laguna y continuamos de frente por una inclinada canal.

La cresta ofrece vistas formidables que nos permiten recrearnos; disfrutamos de cada paso. Gredos ofrece paisajes y recorridos tan hermosos y agrestes como muchos de Pirineos. Merece la pena exprimir cada rincón y recorrerlos con tiempo y seguridad. Una cabras nos hacen una demostración de habilidad en descenso con unos saltos increíbles que ejecutan a pocos metros de nosotros.



La imagen de Cinco Lagunas va cambiando, casi como si fuéramos volando. Casi como si fuéramos en el helicóptero que está rescatando a una persona de la cumbre del Almanzor.

Pasamos por las cumbres del Picurucho y más adelante, del Meapoco. Frente al Callejón de los Lobos nos despedimos de las vistas sobre la Hoya de las Berzas y Cinco Lagunas.




Descendemos por el circo de las Lagunillas, donde se nos cruza un jabalí, negro como un tizón, y un jabato. Más adelante también vemos una víbora en el mismo camino (por la mañana habíamos visto un serpiente de escalera).




El descenso final lo haremos por el arroyo de la Canal y la garganta del Hornillo (que baja a Zapardiel). Allí encontramos más motivos para seguir investigando, pues recorrimos un camino desconocido para mí hasta ahora que añade aún más valor a esta formidable garganta, ya de por si llena de lugares de interés etnográfico, botánico y paisajístico (la última muestra, la podéis ver aquí, pero hay otros post en el blog con recorridos por allí).


La parte final fue la única que puso un punto desagradable, pues los caminos y máquinas que están entrando en el pinar para talar han dejado la pista como si fuera el desierto del Sáhara, lleno de un polvo fino y pegajoso. Mientras no se solucione, desaconsejo ir por la pista: el mejor camino en estas circunstancias, sin duda es el que sube por la izquierda de la garganta desde el área recreativa y cruza la garganta a la altura del segundo robledal.


La excursión no fue ningún paseo. Tanta belleza y un entorno tan montañero y cambiante sólo cabían en 28 km de longitud, 1500 de ascenso y más de 2.000 de descenso. A pesar de eso no puedo hacer otra cosa más que recomendarla vivamente.

Este es el mapa de la ruta:


Este es el perfil:



Aquí puedes acceder a la ruta en Wikiloc

Y finalmente, esta es la valoración según el método MIDE: