Día 11 de septiembre. En mi opinión, una de las salidas que no debe faltar cuando se pasan unos días en Ordesa es la Faja de las Flores.
Este es otro lugar para contar una batallita: Hace muuuchos años bajábamos Jose y yo, creo que desde la Faja de las Flores. En las clavijas vimos a dos chicas francesas con unas mochilas gigantescas que miraban el precipicio desde arriba, con cara de "por aquí no pasamos ni hartas de vino", cerca de las lágrimas. Nos ofrecimos a ayudarlas, pero no se atrevían a pisar en las clavijas con los armarios que llevaban en la espalda. Bueno, pues sin problema, que para algo estaban allí dos chicarrones del norte abulenses... bajamos nuestras mochilas, subimos de nuevo, les bajamos sus mochilas y subimos de nuevo a ayudarlas. Hay que puntualizar que por aquel entonces no existía el cable: sólo estaban las clavijas tradicionales. Era un poquitín más ... acongojante.
El caso es que ahora, si hubo alguien con problemas... fue Jose, incapaz de hacer que Alicia fuera ¡más despacio!
En un día espléndido vamos ganando altura. Las cascadas que bajan por los circos de Collatuero (no es un error), con el Tobacor al fondo, componen una imagen bucólica. Comenzamos a ver flores de nieve (Leontopodium alpinum). Tras el fuerte repecho desde las clavijas, alcanzamos los balcones hacia las cumbres, primero la Brecha de Roldán, el Casco, el Bazillac y la falsa Brecha. Un poco más arriba, el Soum de Ramond, Monte Perdido, el Cilindro de Marboré y a la izquierda el Taillón. La cuesta termina y nos incorporamos al horizontal "pasillo mágico".
El paso por la Faja de las Flores es lo más parecido a volar. El camino, transcurre por la parte alta de la pared del Gallinero, por lugares inverosímiles. Es emocionante, sorprendente y hermoso, Cada revuelta nos muestra paredes verticales y el hueco por donde caminaremos. De frente, vemos las huellas de los sucesivos cabalgamientos de capas que dieron lugar a estos pasos, marcadas líneas horizontales en las paredes descomunales del cañón. No queda más remedio que parar y contemplar.
Lo he dicho más de una vez: si yo viviera en las antípodas y supiera de la existencia de este lugar, haría lo posible por venir a conocerlo. Es un paisaje a nivel de los más impresionantes del mundo.
Alicia sufre-disfruta con el camino. Está controlando su vértigo. Espero que más adelante nos pida volver de nuevo. Isabel alucina con su primer paso por aquí. Carmen, Jose y yo, lo disfrutamos como si fuera la primera vez.
La bajada la hacemos por las clavijas de Salarons, cuyo recorrido es más directo que la Fajeta. Aseguramos en el corto paso donde las clavijas son un tanto optimistas con relación a la altura de las personas (vamos, que vendría bien al menos una más).
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El recorrido aparece fácilmente en Wikiloc, no obstante, aquí dejo el track.
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