El jueves 17 se debatirá en el Congreso de los Diputados el
Proyecto de Ley de Reforma Local. Uno de sus objetivos es evitar la duplicidad de competencias en
distintas administraciones, algo loable, pero la cosa no es tan fácil.
Ayuntamientos de toda España y de todos los signos políticos están indignados porque ven que los servicios sociales que
ahora prestan, simplemente van a dejar de prestarse con la nueva Ley. Se trata de servicios
tales como teleasistencia, ayuda a domicilio (limpieza, compra, medicación),
albergues para personas sin hogar, residencias, integración de inmigrantes,
ayudas para infancia o juventud y otros.
Según la propuesta, los ayuntamientos con menos de 20.000
habitantes (TODOS los de Salamanca excepto la capital) dejarán de tener
competencias, que en adelante serán ejecutadas por las administraciones
regionales. En el caso de Salamanca
podrán encargarse de tareas de “evaluación e información de situaciones de
necesidad social y atención inmediata a personas en situación o riesgo de
exclusión social”.
En la práctica, según denuncian los ayuntamientos, estos
servicios van a desaparecer, al menos hasta que las autonomías sean capaces de generar
los recursos para ello; los gobiernos regionales, hoy por hoy, no tienen el
dinero para hacerlo. Al respecto, es interesante leer lo que dice la consejera de Familia de la Junta de CyL “Transferir lo social a las autonomías duplica el gasto”, justo lo contrario al objetivo de esta Ley.
Los ayuntamientos han ido desplegando servicios sociales a
lo largo de los años. Su coste se calcula en más de 5.000 millones de euros
anuales. Al estar gestionado por los municipios, parte de este dinero repercute
en puestos de trabajo y generación de beneficio en empresas locales.
El ahorro que pretende conseguir el proyecto de Ley probablemente vendrá mediante el cese de prestaciones, el abandono a los más
necesitados, la reducción drástica de puestos de trabajo, en definitiva, el desguace de los servicios sociales y la eliminación o reducción de una fuente de empleo local. La oposición califica la reforma local como “un bodrio que abre la puerta a la privatización”.
Una gestión centralizada puede ser más rentable a largo
plazo, pero también es más probable que se privatice mediante concursos, con el
riesgo añadido de que, al tratarse como un negocio, se ofrezca a quien más
“aportaciones” o “contribuciones” haga a los partidos que gestionen la
autonomía; no sería la primera vez que así ocurriera y nos basta con estar al
tanto de las noticias de sobornos, financiaciones ilegales, cohechos, etc que
salen a la luz pública. Las empresas de "contrata" se caracterizan por dejar beneficios económicos a los gestores y perjuicios al resto, trabajadores, usuarios y sociedad.
Dada la mayoría absoluta que tiene el PP, lo más lógico es que saquen adelante su Ley sin escuchar a nadie, como ya han hecho con la Ley Wert, pero ¿qué futuro tiene una Ley tan importante para muchos si no tiene consenso no ya sólo entre el resto de los partidos políticos, que la rechazan frontalmente, sino incluso entre el mismo partido que gobierna? Va a suponer un caos y se derogará tan pronto como el PP no tenga mayoría absoluta. ¿Serán tan soberbios como para no escuchar el clamor en contra?
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