Sabemos que desde el punto de vista de contaminación y ocupación de la ciudad, el coche es horroroso. En esta imagen se puede ver la diferencia en la ocupación de las calles usando coches particulares, transporte público o bicicleta (o caminando, que en Salamanca no es tan difícil).
Es cierto que a veces no podemos librarnos de su uso, por ejemplo, cuando salimos a la montaña o cuando tenemos que hacer compras de cosas que pesan y no podemos llevarlas a mano.
Por otro lado, si digo que un coche es una ruina, no creo que nadie se extrañe. Lo compramos y al día siguiente ya se ha depreciado. Al cabo de unos pocos años (menos de diez), lo hayamos usado o no, sólo nos dan por él lo que subvencionen las casas comerciales, siempre y cuando sea para comprar otro.
Caminar o ir en bici puede suponer aparte del beneficio de salud y social, un gran ahorro económico con respecto al uso del coche particular, muy especialmente si lo usamos para desplazamientos dentro de la ciudad. Y cuando no podemos ir andando o en bici, el transporte público es de lejos la mejor opción. Incluso si lo usamos ocasionalmente para excursiones, puede ser más rentable alquilarlo y de hecho ya lo hemos hecho en algunos viajes (concretamente en dos a los Alpes y en Dolomitas) y la experiencia resultó muy bien.
En este enlace se accede a una aplicación que nos puede ayudar a comprender cuánto cuesta realmente cada kilómetro que hacemos en el coche. Más de uno se llevará una sorpresa.
Sólo queda añadir que -siempre que sea posible- debemos intentar compartir los desplazamientos, como también venimos haciendo habitualmente en nuestras salidas a la naturaleza.
Es cierto que a veces no podemos librarnos de su uso, por ejemplo, cuando salimos a la montaña o cuando tenemos que hacer compras de cosas que pesan y no podemos llevarlas a mano.
Por otro lado, si digo que un coche es una ruina, no creo que nadie se extrañe. Lo compramos y al día siguiente ya se ha depreciado. Al cabo de unos pocos años (menos de diez), lo hayamos usado o no, sólo nos dan por él lo que subvencionen las casas comerciales, siempre y cuando sea para comprar otro.
Caminar o ir en bici puede suponer aparte del beneficio de salud y social, un gran ahorro económico con respecto al uso del coche particular, muy especialmente si lo usamos para desplazamientos dentro de la ciudad. Y cuando no podemos ir andando o en bici, el transporte público es de lejos la mejor opción. Incluso si lo usamos ocasionalmente para excursiones, puede ser más rentable alquilarlo y de hecho ya lo hemos hecho en algunos viajes (concretamente en dos a los Alpes y en Dolomitas) y la experiencia resultó muy bien.
En este enlace se accede a una aplicación que nos puede ayudar a comprender cuánto cuesta realmente cada kilómetro que hacemos en el coche. Más de uno se llevará una sorpresa.
Sólo queda añadir que -siempre que sea posible- debemos intentar compartir los desplazamientos, como también venimos haciendo habitualmente en nuestras salidas a la naturaleza.
Llevando a personas de tu trabajo al mismo también ayuda mucho a obtener un beneficio por algo que tienes que hacer de todas maneras, además hay aplicaciones que ayudan a estas personas para sacarle algo de partido al viaje que hacemos
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