No por ser un foco de turismo es menos impresionante. El glaciar Perito Moreno es el más fácil de ver desde tierra en la Patagonia argentina. Su fama está bien merecida.
Viajamos desde Calafate por la llamada "ruta alternativa", la primitiva vía de comunicación entre las estancias (las enormes fincas ganaderas). El mayor interés es observar las planicies esteparias con el lago Argentino de fondo y conocer una historia trágica de la que doy más detalles al final de este artículo.
Paramos para bajar al Brazo Rico. El glaciar -no hay datos anteriores a 1917, pero se tiene constancia de que desde esa fecha ha venido ocurriendo- avanzaba hasta tocar tierra formando un dique que dividía el lago. Como consecuencia, la parte Sur (el Brazo Rico) aumentaba su altura llegando hasta los 23 m sobre su nivel previo. Las marcas de subidas de agua en las orillas son claramente visibles. Al aumentar el nivel, el hielo ascendía y permitía el paso de agua por debajo hacia el otro lado del lago, al llamado Canal de los Témpanos. Esto daba lugar a una erosión que iba formando un arco que al final colapsaba para volver a iniciarse el proceso.
Desde 2020 el glaciar no ha vuelto a formar el arco: a pesar de que el empuje del hielo hace que avance por el centro, pierde más superficie helada que lo que avanza. Está retrocediendo, como todas las masas de hielo, debido al calentamiento global.
Los dimensiones del glaciar son abrumadoras: 30 km de longitud, más de 250 km2 de superficie, anchura entre 4 y 5 km y altura en los bloques finales entre 40 y 70 m. Está habilitado un paseo mediante barandillas que permite contemplarlo a placer. El empuje de la gran masa hace que estén desprendiéndose témpanos constantemente.




Hay dos zonas con embarcaderos cercanos que permiten hacer excursiones en barco para ver el glaciar muy de cerca (en la tercera de esta serie se ve un barco, para comparar las dimensiones). Aunque nos habíamos apuntado, no pudimos hacer la navegación porque ese día los témpanos se habían acumulado en el embarcadero de donde estaba prevista la salida.

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Esta es la historia a la que me refería al comienzo: En el recorrido de ida pasamos junto a la Estancia Anita, una de las enormes fincas que surgieron con la colonización del territorio desde mediado el siglo XIX. Las familias que acapararon el suelo comenzaron su explotación ganadera y minera. Hubo una alta demanda de trabajadores que viajaron desde lugares y distancias casi imposibles ante la oferta y que difícilmente podían regresar. Las condiciones laborales pasaron a ser de semiesclavitud.
En 1920 y 1921 surgió un movimiento obrero que pedía unas mínimas condiciones de trabajo y salarios que les permitieran vivir. A pesar de la separación entre las estancias, consiguieron hacer una huelga general.
En respuesta a esta huelga, el gobierno llevó a cabo una cruel represión que incluyó el fusilamiento de 1500 trabajadores.
Pasamos junto al memorial donde se recuerda el fusilamiento sumario de 150 trabajadores de la estancia Anita. Es un monumento muy sencillo, con carteles informativos y una pared donde se han puesto placas con las banderas de los países de donde eran naturales los fusilados. Una de las cinco banderas era la española.
En este enlace puedes acceder a una colección de fotos más completa. Incluyo la imagen de un gaucho guiando caballos y de un ñandú.







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