jueves, 15 de septiembre de 2022

Lliterola-Perdiguero-Refugio Portillon. Pirineos.

Tras los cuatro días en Cap de Llauset (sábado acceso al refugio tras el viaje, domingo pico Russell, lunes Vallibierna, martes valle de Angliós y viaje a Benasque) tocaba la "etapa reina", el acceso al Perdiguero y el descenso al refugio francés de Le Portillon.

Desde el Perdiguero, los ibones y las cumbres que flanquean el valle de Remuñe

Como teníamos dos coches, dejamos el mío en Eriste (bajaríamos por allí tres días depués) y subimos con el de Fernando hasta la senda de Lliterola. Allí nos quedamos Fernando, Jose Luis y yo. Carmen e Isabel bajarían posteriormente hasta el camino de Estós, donde nos juntaríamos el día siguiente.

Comenzamos muy temprano, pues la ruta es larga y dura. La temperatura es extrañamente cálida antes del amanecer y se ven nubes que barren las cumbres a gran velocidad. Tras el desvío a la cabaña de Ubago, la cascada y poza en la que el año pasado vimos un montón de gente bañándose, nos espera un comité de recepción de marmotas que se dejan ver con descaro.

Comienzo de la subida junto al barranco de Lliterola
Cascada próxima a la cabaña de Ubago

Seguimos hacia el ibonet de Lliterola, custodiado a su izquierda por el Perdigueret, donde la temperatura ha bajado ya mucho y el viento comienza a ser fuerte. Un pequeño respiro y seguimos por el lado izquierdo por una senda bien trazada que nos lleva a la collada Ubaga. Allí aparece el Posets y el enjambre de picos que le rodean. Entre medias, el valle de Estós.

Antes del escalón del ibonet de Lliterola. El Aneto al fondo entre nubes

En el ibonet, al fondo la collada Ubaga y a la izquierda el Perdigueret


Desde la collada Ubaga, el valle de Estós y los Batisielles (entre otros)

Un tramo sin mucho desnivel nos lleva a un mirador natural sobre el precioso Ibón Blanco de Lliterola. Sus aguas azul turquesa se iluminan cuando las nubes abren huecos. El viento forma un oleaje que dibuja formas efímeras sobre la superficie del lago. El espectáculo es magnífico.

Ibón Blanco de Lliterola

Comienza la pedrera formada por piedras grandes y a veces inestables. El viento nos obliga a ir agachados a pesar de que seguimos un ascenso lo más protegido posible. Según ganamos altura, vemos la sucesión de lagos blanquecinos que contrastan fuertemente con el azul del lago inferior (que curiosamente se llama "Blanco"). Detrás aparece la muralla formada por los Cabrioules, Tusse de Remuñe, Tucas de Rabadá y de Navarro y el Maupás.

Lagos blanquecinos por los sedimentos. Se observa otro azul detrás.

Ganada la cuerda, llegamos al Hito Oriental del Perdiguero. Caminamos dando vistas a la cresta que baja del Perdiguero hacia el Collado Superior de Lliterola, que luego seguiremos.

Cresta hacia el Perdiguero (izda) y la que desciende hacia el collado de Lliterola

En la cumbre el paisaje se engrandece aún más. El circo del Portillon es uno de esos lugares que hay que ver. Los pequeños glaciares remanentes de la vertiente norte, las aristas, picos y galayares: Sellam de la Baca, Audoubert, Tuca de Oô o pic de Jean Arlaud. Una larga cascada desagua desde el glaciar de la Baca. Al día siguiente, de madrugada, con bastante frío, no caía prácticamente nada de agua.

Circo de Portillon y picos del Portillon d'Oô, Sellam de la Baca y Gourgs Blancs

El glaciar de la Baca

El gran Lac du Portillon está recrecido por una presa. Un peaje necesario de la civilización. Pero es tanta la belleza y tan barroco el paisaje que la vista va de un lado a otro sin pararse, tratando de abarcarlo todo.

Lac du Portillon

Comenzamos el descenso por la cresta hacia el Collado superior de Lliterola. Es sencillo, pero hay algunos pasos en los que hay que bajar con precaución. Cada hueco entre agujas es un mirador espectacular hacia ambos lados. No nos cansamos de saborear el paisaje.

Cresta hacia el Collado superior de Lliterola

Bajando del Perdiguero por la cresta

El descenso es una pedrera inclinada que también nos sorprende a cada paso con los cambios geológicos, los estratos, el contraste de colores, las vetas incrustadas, los restos de glaciar cubiertos por rocas, los abismos y el omnipresente lago, que se muestra azul brillante cuando recibe el sol.

Una veta apuntando hacia los restos del glaciar

Bajando, frente el Portillon d'Oô

El espectáculo de los estratos y las mezclas de rocas

El Perdiguero desde el lago del Portillon

Para llegar al refugio hay que cruzar la presa. Está al lado. El refugio es cómodo y acogedor, con preciosas vistas desde sus ventanas. La persona que nos atendió encantadora y la comida riquísima y abundante. El único "pero" es que no había agua caliente en las duchas.

Desde la ventana del dormitorio en el refugio

En este enlace puedes acceder a una colección de fotos más completa, que recomiendo ver en su totalidad y si es posible, en pantalla grande.

Y en este otro enlace, al track en Wikiloc.





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