Muchas rutas de las que hacemos nos dejan poso. Disfrutamos de todas, sean fáciles o difíciles, pero algunas marcan. Esta es una de ellas.
Cuando subo desde Pandetrave por Valcavao veo la espina dorsal de un monstruo gigante; ha quedado petrificada entre el valle de Valdeón y la Vega de Liordes. Vértebras, escamas, garras y cuernos parecen querer escapar de la tierra. Algunos llaman al conjunto los picos del Friero y a su continuación, las Peñas Cifuentes.
Dos días atrás habíamos tenido otra perspectiva. Desde la atalaya de Torre Bermeja parece una primera muralla defensiva. Tras ella, el foso de la canal de Asotín y detrás, nítidamente separadas, el conjunto de moles calizas de Torrecerredo, Los Cabrones, La Palanca o el Llambrión con sus incontables torreones y almenas.
Según me voy acercando gana peso la imagen de muralla y entro en la fortaleza, como debe ser, por la puerta, la canal de Pedavejo o -para ser más exactos- por el sedo, una entrada de servicio donde hay que echar las manos, para ir cogiéndole el gusto. A ambos lados, el cuerpo de guardia, formado por el Tiro Pedavejo y la Torre Salinas.
La cresta se inicia con un paso de escalada sin complicaciones. Desde allí, el espectáculo de los recorridos aéreos comienza. La cresta es sencilla, pero se estrecha en algunos puntos y muestra paredes verticales junto a los pies. Hay que disfrutarla.
Desciendo hasta el pasaje de las Traviesas de Salinas. El GPS me confunde y asciendo por una canal equivocada. No importa; la ventana a la que me asomo me ofrece vistas originales a la cara norte de la cresta. Paredes inmensas, el verde de la Vega de Liordes y de frente, Peña Vieja con la Padiorna en primer término.
Rectifico, asciendo por la canal adecuada que se identifica bien por una gran roca encajada en su parte alta y gano la cumbre de la Torre de Liordes tras algunas trepadas.
Aquí el paisaje se enriquece con el Friero. Hacia el sur, una visión amplísima me ofrece montañas sin fin, desde el Curavacas a un lado al Tiatordos en el lado contrario.
¡Qué terraza sobre los Picos de Europa! ¿Puede haber algo más salvaje, más atrayente?
El descenso desde la Torre de Liordes tiene alguna dificultad que hay que acometer con precaución. Una cuerda de 30 m viene bien para hacer un rápel que está montado.
Llego a la collada de la Chavida y comienzo el ascenso del Friero por su vía normal, rodeándolo por el norte. Las sorpresas que reserva la ascensión dejan con la boca abierta. El abismo del Cares, la belleza de Peña Santa de Castilla y Torre Bermeja, las nuevas perspectivas del macizo Central y toda la cresta erizada que he ido dejando detrás ¡qué barbaridad! ¿Pero en serio que yo he ido por ahí?
En el descenso, disfruto de cada paso, me paro en cada terraza, ya sabiendo que no encontraré problemas, que voy con tiempo sobrado y que la meteorología se ha aliado conmigo para tener un día inolvidable.
Tras la Collada de Chavida regreso al Collado de Valdeón. Bueno, no es la mejor opción para bajar. Es preferible ir directos hacia el km 14 de la carretera, junto a Santa Marina de Valdeón. Se descienden 400 m más, pero se evitan pedreras y laderas incómodas sin sendero claro. Para la próxima vez lo haré así. Porque -con seguridad lo digo- volveré otra vez.
Aquí puedes acceder a una colección de fotos de esta fabulosa ruta.
Aquí puedes acceder al track del recorrido. Mucha atención a las advertencias que pongo en la descripción de Wikiloc.
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