viernes, 23 de noviembre de 2018

La Biescona, Pienzu y tejeda del Sueve. 2018-11

La sierra del Sueve, en Asturias, está situada entre Ribadesella y Colunga. La humedad del mar y los frentes que llegan desde el Atlántico contribuyen a crear el ambiente necesario para que se conserven en sus laderas unos bosques singulares.

Comenzamos la travesía siguiendo el curso del arroyo de la Toya, donde se extiende el hayedo de la Biescona. Cualquier momento es bueno para venir, pero el otoño es espectacular. La sinfonía de colores ocres, amarillos y marrones contrasta con el verde de los helechos que crecen en las umbrías. Pasear por el hayedo más próximo al mar de cuantos existen en España es un auténtico placer.


Pasamos junto a la mina de la Toya. Varios restos de construcciones y la propia bocamina, situados donde ya el bosque comienza a ganar importancia, nos dan una idea de la dureza de quienes tuvieron que ganarse la vida arrancando minerales del interior de la tierra.

El camino va ganando altura y belleza. No podemos caminar más de diez pasos sin pararnos a contemplar y admirar los cuadros que se nos presentan.



Tras el hayedo y la pradería superior, un camino entre la roca caliza nos lleva hasta el pico más elevado, el Pienzu, descubriendo poco a poco los paisajes de las sierras del Cuera y de los Picos de Europa.

En la cumbre, el panorama se completa con la vista de la costa cuajada de pueblos. El azul predomina sobre los demás colores. Me encanta estar en una cumbre tan próxima al mar. Es una sensación que a nosotros, de tierra adentro, nos llama especialmente la atención.


Comenzamos el descenso por el norte. El paisaje cambia, pero conserva su interés. En la fuerte pendiente llaman la atención los acebos, cargados de frutos y sin solución de continuidad, los tejos. Pasamos junto a troncos centenarios que atrapan a otros árboles, que son ceñidos por la hiedra, que extienden sus raíces sobre las piedras y muestran todo un repertorio de texturas y formas.

Se considera la tejeda del Sueve como la mayor concentración de tejos y uno de los bosques más antiguos que existen en Europa. Hay unos ocho mil tejos, además de acebos y otras especies En este enlace puedes acceder a más información.



La tejeda está soportando presión y agresiones que hacen que esté en peligro. Hace tiempo se introdujeron gamos, que junto con jabalías, caballos y vacas, arrasan con las plantas que comienzan a crecer. Si no se toman medidas, sólo quedarán los ejemplares adultos y el bosque terminará por convertirse en un fósil.

Pero lo que resulta más difícil de entender que en un lugar de tal importancia científica y estética se permitan carreras de montaña. En un lugar tan sensible como este, el paso de cientos de corredores por la inclinada ladera tiene un coste, no sólo sobre el suelo sino sobre las plantas y los animales que viven en esta joya natural. La tejeda del Sueve merece un figura de protección urgentemente.

Llegamos al valle y el bosque se va disolviendo en arbustos y matorrales. Los tojos (que no tejos) nos dejan algunos recuerdos en las piernas.

Poco antes de concluir la travesía pasamos por la antigua mina de calcita del Tuniellu, que ha dejado una curiosa y estética formación.

En este enlace, puedes acceder a una colección de fotos de la travesía.


Hemos ido para preparar una salida que haremos con la Facendera, justo dentro de un año. El recorrido, con una belleza fuera de lo común, no es apto para hacer con un grupo, así que lo cambiaremos en su parte final para evitar algunos pasos complicados. La cita será en noviembre de 2018.

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