Una vez más hemos disfrutado de la isla de Mallorca. Cuando la meteorología es benévola, el invierno resulta ser una estación fantástica para recorrer sus muchos lugares de interés. La sierra de Tramuntana, patrimonio de la humanidad, aún guarda muchos secretos que deseamos descubrir.
La ruta es bonita y variada, muy recomendable. Tiene el aliciente añadido de dar vista a un tramo del barranco de Pareis y al Gorg Blau, de extraordinarios recuerdos para nosotros.
Llegamos el domingo, único día en el que los propietarios de la finca por donde transcurre el camino que rodea el Puig Roig permiten pasar. Íbamos a estar una semana, así que tras los trámites de alquiler de coche, para allá fuimos. La consecuencia lógica es que empezamos a caminar a las doce de la mañana.
El comienzo y final es un recorrido por cultivos de olivos, dehesa de encinas y alcornoques y un bien trazado camino montañero que gana altura para llegar a un largo pasaje sobre la impresionante costa. La ruta suele hacerse con dos coches, pues comienza en la entrada de la finca y acaba en Lluc. Nosotros hicimos una variante desde las casas del Cosconá para regresar hasta el inicio y ahorrar unos kilómetros de carretera. Seguimos un sendero que desapareció pronto entre bancales primero y bosque después.
La ruta es bonita y variada, muy recomendable. Tiene el aliciente añadido de dar vista a un tramo del barranco de Pareis y al Gorg Blau, de extraordinarios recuerdos para nosotros.
Si es posible, la ruta debe hacerse con dos coches por el recorrido original, un poco más largo, pero más sencillo. Al final nos salieron 20,5 km y 660 m de desnivel.
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