El gobierno acaba de hacer pública su "Reforma Fiscal". Estoy totalmente convencido de la necesidad de que todos paguemos impuestos de una forma progresiva y en la cantidad necesaria para afrontar de forma solidaria los gastos de la Sociedad (y en este aspecto cuanto menos fronteras haya, mejor). Quienes no pagan sus impuestos, igual que quien evade a paraísos fiscales son ladrones y sinvergüenzas que nos están robando a quienes si los pagamos.
No soy en absoluto un experto fiscal, así que para saber de qué va la supuesta "reforma fiscal" tengo que leer artículos de quienes si lo son. Lo que sigue es un resumen de un artículo de un catedrático de Hacienda al que puedes acceder en este enlace.
Con esta reforma el estado dejará de recaudar 9000 millones. Si el Gobierno ya tenía que reducir el déficit en 30.000 millones, ahora pasarán a ser 39.000. ¿Cómo se conseguirá? Pues si hay menos ingresos la única solución será disminuir los gastos, es decir, recortes en servicios (educación, sanidad o gastos sociales), más necesidad de gastos privados para compensarlo y reducción del consumo. Otra forma de encontrar dinero puede ser vender las pocas empresas públicas que queden. Pan para hoy y hambre para mañana.
La reforma obliga a tributar en las indemnizaciones por despido, lo que puede ser adecuado en despidos millonarios, pero no parece que éstos sean mayoría en España. Favorece a discapacitados y familias numerosas, pero sin distinguir si son ricos o pobres. Lo lógico sería desarrollar la Ley de Dependencia y luchar contra la pobreza en lugar de reducir ingresos en el IRPF favoreciendo a los más ricos.
Las empresas estarán contentas porque el impuesto de sociedades también se reduce ¿alguien cree que esto servirá para aumentar el empleo? ¿o irá directamente a beneficios? La banca mantiene su tipo impositivo, pero en contra de lo que quieren vender, al parecer también es una pirueta legal diseñada para beneficiarles (en este artículo se explica).
La reforma no adopta ninguna medida contra el fraude, a pesar de haber proclamado su prioridad.
Una auténtica reforma debería diseñar un impuesto progresivo, sin la maraña de deducciones y regímenes especiales de imposible control. Cuanto más sencilla, más difícil sería el uso de la “ingeniería financiera” tan de moda entre las grandes empresas y los más ricos para no pagar impuestos. El uso de los paraísos fiscales debería ser frontalmente atacado.
“A modo de conclusión. El impuesto no mejora la eficiencia, ni la equidad, ni estimula el crecimiento, ni favorece la corrección del déficit. En realidad es poco más que una transferencia de bienestar de los beneficiarios del gasto público (rentas medias bajas y bajas) a los que pagan impuestos (rentas medias altas y altas). En algún momento la sociedad debe decidir si esto es lo que quiere.”
La reforma del IRPF es todo lo contrario de progresiva: reduce mucho más los impuestos de las rentas altas y las rentas del capital que los de las rentas bajas. Las intermedias (la mayoría) quedan igual. Mantiene impuestos inferiores para los rendimientos del capital que para los del trabajo. En definitiva, favorece a quienes más tienen.
Con esta reforma el estado dejará de recaudar 9000 millones. Si el Gobierno ya tenía que reducir el déficit en 30.000 millones, ahora pasarán a ser 39.000. ¿Cómo se conseguirá? Pues si hay menos ingresos la única solución será disminuir los gastos, es decir, recortes en servicios (educación, sanidad o gastos sociales), más necesidad de gastos privados para compensarlo y reducción del consumo. Otra forma de encontrar dinero puede ser vender las pocas empresas públicas que queden. Pan para hoy y hambre para mañana.
La reforma obliga a tributar en las indemnizaciones por despido, lo que puede ser adecuado en despidos millonarios, pero no parece que éstos sean mayoría en España. Favorece a discapacitados y familias numerosas, pero sin distinguir si son ricos o pobres. Lo lógico sería desarrollar la Ley de Dependencia y luchar contra la pobreza en lugar de reducir ingresos en el IRPF favoreciendo a los más ricos.
Las empresas estarán contentas porque el impuesto de sociedades también se reduce ¿alguien cree que esto servirá para aumentar el empleo? ¿o irá directamente a beneficios? La banca mantiene su tipo impositivo, pero en contra de lo que quieren vender, al parecer también es una pirueta legal diseñada para beneficiarles (en este artículo se explica).
La reforma no adopta ninguna medida contra el fraude, a pesar de haber proclamado su prioridad.
Una auténtica reforma debería diseñar un impuesto progresivo, sin la maraña de deducciones y regímenes especiales de imposible control. Cuanto más sencilla, más difícil sería el uso de la “ingeniería financiera” tan de moda entre las grandes empresas y los más ricos para no pagar impuestos. El uso de los paraísos fiscales debería ser frontalmente atacado.
“A modo de conclusión. El impuesto no mejora la eficiencia, ni la equidad, ni estimula el crecimiento, ni favorece la corrección del déficit. En realidad es poco más que una transferencia de bienestar de los beneficiarios del gasto público (rentas medias bajas y bajas) a los que pagan impuestos (rentas medias altas y altas). En algún momento la sociedad debe decidir si esto es lo que quiere.”
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