El espectáculo del Pozo de los Humos atrae a cientos de personas. Es natural. Una cascada con estas características es algo único en la península ibérica. Hay muchas y muy hermosas (de hecho en la provincia de Salamanca tenemos varias) pero esta, especialmente tras periodos de lluvias o deshielo, es imponente.
Periódicos, televisiones, Internet o redes sociales nos abruman con imágenes y vídeos. Hay quien se dice aburrido de verlas o presume de no ir (sentirse en la élite es lo que tiene). Por supuesto, yo también preferiría estar sólo, pero entiendo que todos tenemos el mismo derecho a disfrutarlo. No obstante, sí que me parecería lógico que existiera un límite para acceder con vehículos. Un número excesivo de visitantes simultáneos puede provocar daños al medio ambiente, molestias a la fauna y riesgos. Esto ocurre en fines de semana y festivos. En mi opinión debería limitarse la entrada a la capacidad de los aparcamientos habilitados, como se hace ya en otros espacios como la Plataforma de Gredos, La Pedriza de Manzanares u Ordesa, por poner ejemplos. Siempre se podría acceder caminando desde los pueblos.
En todo caso, confío en que, tras la pandemia, la presencia de gente vuelva a ser un impulso para la economía de la comarca.
Por mi parte, no me resisto a ver el río Uces precipitándose con estruendo. El agua pulverizada crea imágenes oníricas, con árboles y rocas que soportan las ráfagas de viento. La niebla se levanta ocupando el barranco y las laderas. Sin lugar a dudas, prefiero la imagen de la naturaleza tal cual es, sin necesidad de plataformas artificiales con gran impacto visual.
El cauce del río Uces ofrece otras imágenes de poder con rápidos y turbulencias que ayudan a comprender los fenómenos de erosión que excavan el río, aunque no puedan con la falla que da lugar a la cascada. No es tan conocido como otros puntos del río, pero es igual de espectacular.
En este enlace puedes acceder a una colección de fotos más completa.
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