Recorrer el curso del río Vero en la sierra de Guarra es una experiencia muy recomendable. Requiere destrepar, saltar, nadar y atravesar pasajes con cierta dificultad para personas no iniciadas en el descenso de barrancos. Hace algunos años lo bajamos Isabel, Carmen y yo. En aquella ocasión entramos al río por el precioso barranco Básender, con sus estéticos rápeles, acompañados por Carlos y guiados por Jose Truji.
En esta ocasión hemos tenido la posibilidad de completar una escursión que desciende hasta el río desde el abrigo rupestre de Quizans por los pasos equipados de Len y Articazos. Es una auténtica gozada ver el cañón a vista de pájaro, atravesar pasajes con balcones panorámicos y abismos que se abren a nuestros pies constantemente, zonas de bosque y formaciones kársticas, todo ello por un sendero sencillo.
Las dos formas de recorrer el río son realmente recomendables. El descenso del río y el sendero que lo domina desde las alturas.
En esta ocasión tuvimos además la suerte de poder contemplar a placer al quebrantahuesos (Gypaetus barbatus). Este ave cuenta con bastantes ejemplares en la actualidad en Guara. Por ahora, su futuro no parece amenazado.
El origen de la excursión que nos llevó en principio al Vero era buscar una de las pinturas mejor conservadas de la cultura rupestre levantino-aragonesa. Se trata de un ciervo pintado en color rojo que data de entre el 4.000 y el 6.000 A.C. La pintura se encuentra en un abrigo situado en el barranco de Chimiachas, afluente del Vero. Para llegar hasta allí se parte de Alquézar y se pasa por el abrigo de Quizans, con otra figura de un ciervo, menor y con menos detalle.
De regreso tras visitar Chimiachas, encontramos el camino que dirige al curso central del barranco del Vero.
Guara es uno de los lugares más conocidos de España para hacer descenso de barrancos. Por supuesto, mis amigos de Ávila han estado bastantes veces y -por suerte para mí- les he acompañado algunas por lugares difíciles de olvidar, como los Oscuros de Balcés, Palomeras, Mascún, Peonera y algún otro. También tiene senderos de gran valor que justifican con mucho una visita, como es el descrito en este post o la simple aproximación al puente de Villacantal desde Alquézar.
En esta ocasión hemos tenido la posibilidad de completar una escursión que desciende hasta el río desde el abrigo rupestre de Quizans por los pasos equipados de Len y Articazos. Es una auténtica gozada ver el cañón a vista de pájaro, atravesar pasajes con balcones panorámicos y abismos que se abren a nuestros pies constantemente, zonas de bosque y formaciones kársticas, todo ello por un sendero sencillo.
Las dos formas de recorrer el río son realmente recomendables. El descenso del río y el sendero que lo domina desde las alturas.
En esta ocasión tuvimos además la suerte de poder contemplar a placer al quebrantahuesos (Gypaetus barbatus). Este ave cuenta con bastantes ejemplares en la actualidad en Guara. Por ahora, su futuro no parece amenazado.
El origen de la excursión que nos llevó en principio al Vero era buscar una de las pinturas mejor conservadas de la cultura rupestre levantino-aragonesa. Se trata de un ciervo pintado en color rojo que data de entre el 4.000 y el 6.000 A.C. La pintura se encuentra en un abrigo situado en el barranco de Chimiachas, afluente del Vero. Para llegar hasta allí se parte de Alquézar y se pasa por el abrigo de Quizans, con otra figura de un ciervo, menor y con menos detalle.
De regreso tras visitar Chimiachas, encontramos el camino que dirige al curso central del barranco del Vero.
Guara es uno de los lugares más conocidos de España para hacer descenso de barrancos. Por supuesto, mis amigos de Ávila han estado bastantes veces y -por suerte para mí- les he acompañado algunas por lugares difíciles de olvidar, como los Oscuros de Balcés, Palomeras, Mascún, Peonera y algún otro. También tiene senderos de gran valor que justifican con mucho una visita, como es el descrito en este post o la simple aproximación al puente de Villacantal desde Alquézar.
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