lunes, 14 de diciembre de 2015

La paleta del artista en la sierra de Ávila

Ayer regresamos una vez más a uno de nuestros lugares mágicos. Lo encontramos ya hace años, buscando rutas para completar una excursión lineal en la Sierra de Ávila, cerca de mi tierra natal. Cuando llegamos al camino de acceso el sol se debatía entre nubes. Tenemos experiencias sobradas para saber lo importante que es una buena luz solar para poder disfrutar de la sinfonía de colores de este pequeño rincón. Como un premio, las nubes desaparecieron al llegar al encinar. La luz, amarilla y tangencial reforzó para nosotros los asombrosos colores de las rocas; ésta vez nos permitieron ver sin pudor todos sus secretos.

El agua y la erosión van deshaciendo la arenisca, que por algún proceso geológico poco frecuente, aquí aparece mezclada con vetas ricas en hierro y otros minerales. Las torrenteras se llenan de arena, pero las partes más duras resisten el paso del tiempo y dan lugar a formas caprichosas, pequeñas cárcavas, cañones, regatos y oquedades. Los colores adquieren matices que ninguna paleta de pintor puede mejorar. Los rojos, morados, amarillos y ocres, mezclados con los verdes y marrones de la vegetación y el azul brillante del cielo son un espectáculo plástico increíble.

Ayer estuvimos en Jordania paseando por Petra y en la Capadocia Turca, caminamos en USA por el interior del Gran Cañón, visitamos Bryce Canyon y Death Valley; nos adentramos en Marruecos por las gargantas del Dades y del Todra, pisamos sobre desiertos y estrechos cañones de Guara, e incluso pasamos junto a un moai de la isla de Pascua y al lado de varios restos de esfinges egipcias; vimos animales fantásticos, seres extraños luchado por salir de su encierro; también fuimos a varios museos donde percibimos los originales trabajos abstractos de artistas desconocidos, con texturas y formas nunca vistas.

Para completar el espectáculo vimos -esta vez auténticos- a una lechuza, varios jabalíes y como fin de fiesta a un águila imperial ibérica (como mi credibilidad en estos casos podría ponerse en duda, aclaro que no lo certifico yo, sino Carmen).

Es este un lugar frágil por la propia naturaleza del terreno, que se conserva, si no virgen, al menos limpio y sin vandalismo. Visitarlo implica el compromiso de no alterarlo, o hacerlo lo menos posible. El simple hecho de caminar por allí ya implica provocar una erosión indebida, si bien es cierto que las lluvias, especialmente cuando son torrenciales, van modelando continuamente las formas dando lugar a cambios y arrastrando materiales hacia el arroyo.

No hay ninguna figura de protección, salvo el hecho de que se encuentra en una zona ZEPA, dentro de un Lugar de Interés Comunitario. En mi opinión, lo mejor que se puede hacer para conservarlo como está, es no hacer nada. Que se visite de forma moderada y respetuosa y que quienes lo conozcan lleven a personas de confianza e intenten transmitirles la necesidad de mantenerlo lo más natural que sea posible. Yo seguiré acompañando a mis amigos a este lugar, tan cerca del cielo aunque en su nombre aparezca una palabra que parece indicar lo contrario. Si alguien de quien lee este blog quiere más información, que me la pida personalmente.

Para ver una presentación de imágenes pincha aquí o en la foto.

5 comentarios:

  1. Según leíamos el post comentabamos que no aparecía ninguna referencia a la localización de este lugar tan especial. Entendiamos de sobra los motivos pero como al final del post se ofrece más información te tomamos la palabra para preguntarte por el sitio concreto.
    Gracias.
    Javier y Montse

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  2. Lugar precioso, si me indicas situación lo visitaría.
    Gracias.
    Lucila

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  3. Lucila, aquí no lo publico, pero si tienes interés puedes encontrar la descripción buscando "infiernos del Arevalillo" en Google. Si eres de Ávila es probable que hayas pasado cerca de allí. Si no, tendrías que localizarme en Facebook y enviarme un mensaje. Un saludo.

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