Los Barrios de Villanueva de Ávila son una joya, un museo de patrimonio etnológico al aire libre que desafortunadamente no se valora como tal. Está situado en las proximidades de Burgohondo y Navatalgordo, junto al río Alberche.
En las Casas de los Aquilones. Aprovechamiento rupestre. |
Los Barrios son un conjunto de pequeñas aldeas comunicadas por caminos carreteros y senderos. A veces son sólo un grupo de casas; otras veces, edificaciones aisladas como molinos o corrales. Durante siglos multitud de personas nacieron, vivieron y murieron allí. Los habitantes vivían cerca de su trabajo: los pequeños cultivos y el ganado.
Son edificaciones tradicionales, modestas, muchas cimentadas sobre roca. Las viviendas son en general pequeñas, construidas con piedras, con un único espacio interior y si acaso alcobas. Varias conservan paredes de mampostería. También hay algunas mayores, incluso con dos alturas.
Los Barrios están situados en la ladera norte de la sierra del Cabezo (Gredos Oriental) y asomados a la vertiente más agreste de la sierra del Zapatero. El terreno está surcado por gargantas de las que se toman canales. Los caminos cruzaban los cursos de agua por vados y pasaderas, que más o menos, se mantienen. Abundan las fuentes y abrevaderos.
Las puertas y ventanas abiertas dejan al descubierto enseres y ajuares. Es como si los habitantes no hubieran renunciado a volver algún día. Conmueve verlo. Parece que los interiores hundidos, los antiguos mueves y objetos de barro estuvieran esperando a sus dueños, que hace ya mucho tiempo no pueden regresar.
Un horno en una de las escasas actuaciones de consolidación que se han efectuado |
Algunas casas están siendo acondicionadas por los descendientes o por algún romántico, pero la mayoría forman parte de un paisaje desolador, con reliquias del pasado como cerraduras de madera, abrevaderos tallados en piedra o eras empedradas. Se sigue utilizando alguno de los corrales y hay varios almeales y eras.
Todavía se ven algunos almeales en uso |
El entorno natural es espectacular. Varias gargantas se despeñan desde los riscos del Macizo Oriental de Gredos, dando lugar a preciosas cascadas. Los caminos son magníficos y muchos conservan su empedrado original. Los bosques de ribera alojan aves que ponen la banda sonora. Hay también bosques mixtos, con robles, pinos y castaños. Han sobrevivido algunos árboles de gran porte.
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