martes, 5 de mayo de 2020

Gran Canaria 2020. Guayadeque, Monte Tauro


Todas las islas Canarias son fabulosas. Por unos motivos u otros, ya sean geológicos, paisajísticos, culturales, gastronómicos, meteorológicos... Siempre que vamos las disfrutamos como si fuera una primera vez. Siempre nos encontramos con gente amable. Siempre nos quedamos con ganas de regresar.

Gran Canaria no suele ser la primera opción cuando se elige un isla y sin embargo, la variedad y belleza de sus senderos, su enorme riqueza arqueológica y un precio ajustado en invierno, la hacen un destino muy deseable. Gran Canaria fue mi primera isla en tiempos "protohistóricos". Ya tocaba, así que en enero de este año hicimos una escapada de seis días. Además contábamos con la información que nos había pasado Manolo para ir directamente a los lugares de mayor interés.


El madrugón del día de llegada compensó con una jornada en la que ya hicimos nuestra primera ruta: El barranco de Guayadeque, conocido por su gran tamaño, sus endemismos botánicos y los asentamientos arqueológicos en cientos de cuevas que aún hoy se están excavando.

El camino gana altura fácilmente, primero entre huertos y luego por zonas con almendros, acebuches, pino, cactus, pitas y muchas especies endémicas. Tras una subida por terreno más suelto le llega a la Caldera de los Marteles, cuyas paredes de roca volcánica encuadran un óvalo plano que ha sido usado desde siempre como terreno de cultivo.

El pino canario tiene la facilidad de aguantar bien los incendios. Su corteza en muy gruesa, lo que permite que arda sin llegar a morir el árbol. Algunas imágenes, como la primera de este comentario, con las ramas brotando con fuerza desde los troncos negros son -así lo espero- una metáfora de la vuelta a la normalidad tras el desastre sufrido con la pandemia.

El camino transita por la separación de barrancos y desciende a Guayadeque por un sendero delicioso, lleno de postales de gran belleza.


El día siguiente subimos desde El Molino de Mogán al monte Tauro. El camino asciende por la barrera de "Los Laderones", serpentea, pasa por una faja aérea y gana de una forma atrevida la zona amesetada superior. Seguimos el borde del abismo por lugares con nombres como los Llanos de Guirre o la degollada de las Lapas.




Si las vistas hasta aquí ya han sido extraordinarias, los puntales junto a la cumbre del Tauro nos sorprenden aún más. El valle de Mogán se extiende a nuestros pies tras un cortado de cientos de metros. Nuestra mirada va desde los colores amarillos, rojos, blancos o violetas de los afloramientos rocosos de "Los Azulejos" hasta las cordilleras que se extienden por todas partes.



Nos dividimos. Carmen continúa la travesía en descenso hacia el Norte y yo regreso a por el coche, para subir la estrecha carretera. Cada revuelta del trazado ofrece una visión más y más grandiosa del Tauro. No es de extrañar que fuera una montaña sagrada para los pobladores prehispánicos.

En este enlace puedes acceder a una colección de FOTOS DE ESTAS DOS JORNADAS.
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Continúa en el post "Gran Canaria 2020. Nublo, Tirajana, Agaete, Las Palmas"


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