sábado, 5 de octubre de 2019

Torozo, 2019-09

El puerto del Pico separa los macizos Central y Oriental de Gredos. El Torozo, con 2.025 m, es la primera elevación del macizo Oriental.

Este es uno de los lugares donde resulta más patente la disimetría entre las vertientes norte y sur de Gredos. Por el norte, el ascenso es corto y sin gran inclinación, mientras al sur la montaña se precipita violentamente sobre el barranco de las Cinco Villas, más de 500 m por debajo del puerto.

En sus paredes se han abierto multitud de vías de escalada; es lógico, teniendo en cuenta la verticalidad de sus muros y el fácil acceso a las bases de sus riscos.


Hoy venimos a hacer un recorrido montañero entre sus crestas y no nos conformamos con hacer su fácil vía normal. Comenzamos tomando el sendero que sale a la derecha de la majada del Tío Manteca, rodeamos la mole de la Albujea y subimos hasta la portilla donde desemboca el callejón del Tejo.

En una excursión anterior que hicimos Jose y yo habíamos subido por la canal del Callejón del Tejo y llegado hasta este mismo punto, donde trepamos al pico del Risco. Allí vimos unos anclajes muy bien situados para hacer unas prácticas de rápel.

Hoy aprovechamos la experiencia anterior, y aparte de subir al risco, hacemos su descenso en rápel.


Continuamos por la bien visible plataforma inclinada que lleva directamente hasta la cumbre. Por el camino, celebramos con un botella de cava y unos bombones el nacimiento en Inglaterra de mi segundo nieto, Xavier James.

Descendemos por la cresta del Alto de los Monteses y la Albujea hasta donde es posible hacerlo sin usar técnicas de escalada, para luego perder altura y empalmar con el camino de subida en los praos anteriores al arroyo del Puerto




                          Aquí puedes acceder a una selección de fotos de la jornada.

Cuando estaba escribiendo este texto, me salió una reflexión que no quiero dejar de poner, eso si, al final, para que sólo la lea quien lo desee:

La imagen del Torozo, erguido sobre el valle del Tiétar, es una de las que permanecen en el recuerdo. El conjunto de muros abombados forman una muralla enorme, aparentemente inaccesible. Cada vez que subo en dirección hacia Ávila tengo la sensación de estar accediendo al recinto de un castillo, vigilado desde torreones amenazantes. Tras franquear el portazgo del Puerto del Pico las paredes verticales dejan de verse. El terreno se suaviza, como si hubiera entrado en el recinto amurallado. 

Me imagino en la piel de alguien que hace cinco siglos hubiera llegado al puerto desde Cuevas del Valle, caminando o en caballería, acompañando al ganado trashumante. Por un lado sentiría el alivio de haber superado un gran obstáculo, por otro, percibiría el brusco cambio en la vegetación, la temperatura y los vientos de los que el Tiétar está protegido. Seguramente conocería las diferencias que iba a encontrar en la arquitectura de los pueblos, el cambio en el carácter y costumbres de los habitantes de la meseta. 

Retendría en mi memoria la imagen de las montañas de Gredos para evitar la melancolía, y especialmente la vista del Torozo iluminado por la luz del crepúsculo. La montaña que es un faro para Valle, una seña de identidad.

La sensación sería muy diferente cuando hiciera el camino hacia el sur. Al llegar a lo alto del puerto del Pico, donde súbitamente el paisaje se expande, lo harían también mis pulmones para respirar mejor. El Torozo a la izquierda de la calzada romana ya no sería un  torreón amenazante sino un gran hito que me recibiría.

En todo caso, el Torozo ha debido estar presente en el ánimo de cientos de generaciones de personas. Quien sabe si en tiempos prehistóricos no se le daría un carácter simbólico dada su prominencia y dominio sobre el valle.

Lo que es un hecho es que durante miles de años ha dado sombra a una vía de comunicación entre el valle del Tiétar y la meseta. El imperio romano consolidó el camino existente construyendo una calzada entre los siglos II y I a.C., que actualmente se conserva, rehabilitada. En la edad media formó parte del recorrido de la cañada Real Leonesa Occidental ¿Cuántas personas a lo largo del tiempo se habrán sentido atraídos por la majestuosa figura del pico que ahora trepamos?


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