Caminar por Somiedo es garantía de disfrutar. Desde los valles hasta las cumbres todo son paisajes de postal, naturaleza en buen estado de conservación, patrimonio mundialmente reconocido en sus numerosas brañas y fauna salvaje que aquí es vista en general como aliada para su economía y no como enemiga.
En el puente de diciembre surgió la oportunidad de hacer algunos recorridos de montaña. Ante una propuesta así, poco había que pensar, sólo hacer la mochila.
Entramos por Babia, el acceso más cercano para nosotros y un lugar bien conocido (en el que además creo que estoy a menudo). En el mismo pueblo de El Puerto comenzamos nuestra primera ruta. El primer destino: El Cornón.
Una subida sencilla, sin problemas con la nieve, nos deja en una cumbre imprescindible. La vista se expande por valles glaciares, lagos y horizontes de montañas enormes.
Vemos rebaños de rebecos que no parecen tan acostumbrados a la presencia humana como en otros lugares.
Tras disfrutar de la cumbre seguimos al segundo objetivo: Peña Penouta. Cuando se circunda en el ascenso al Cornón vemos su larga y afilada cresta. Parece una barrera infranqueable sin equipos de escalada, pero la realidad es diferente; es aérea y hay que pasar con precaución, pero no crea problemas importantes. Un disfrute permanente que hacemos pensando en muestro amigo Manolo, que no vino porque tenía que trabajar y ha sufrido un accidente laboral que le tendrá un tiempo en el dique seco. Volveremos por aquí Manolo, no lo dudes.
En un punto veo, muchos metros por debajo y casi en la vertical, una zona de turberas amplia y varias lagunas que se unen mediante meandros. Inevitablemente me trae a la mente el paisaje del circo de las Lagunillas en Gredos.
Los días son cortos, la excursión tiene su contenido y nos entretenemos a la fuerza disfrutando del espectáculo, así que ¡cómo no! se nos hace de noche en la pista antes de llegar al pueblo.
En este enlace puedes acceder a una colección de fotos más completa de la jornada.
Aquí puedes acceder a la ruta en Wikiloc.
En el puente de diciembre surgió la oportunidad de hacer algunos recorridos de montaña. Ante una propuesta así, poco había que pensar, sólo hacer la mochila.
Entramos por Babia, el acceso más cercano para nosotros y un lugar bien conocido (en el que además creo que estoy a menudo). En el mismo pueblo de El Puerto comenzamos nuestra primera ruta. El primer destino: El Cornón.
Una subida sencilla, sin problemas con la nieve, nos deja en una cumbre imprescindible. La vista se expande por valles glaciares, lagos y horizontes de montañas enormes.
Vemos rebaños de rebecos que no parecen tan acostumbrados a la presencia humana como en otros lugares.
Tras disfrutar de la cumbre seguimos al segundo objetivo: Peña Penouta. Cuando se circunda en el ascenso al Cornón vemos su larga y afilada cresta. Parece una barrera infranqueable sin equipos de escalada, pero la realidad es diferente; es aérea y hay que pasar con precaución, pero no crea problemas importantes. Un disfrute permanente que hacemos pensando en muestro amigo Manolo, que no vino porque tenía que trabajar y ha sufrido un accidente laboral que le tendrá un tiempo en el dique seco. Volveremos por aquí Manolo, no lo dudes.
En un punto veo, muchos metros por debajo y casi en la vertical, una zona de turberas amplia y varias lagunas que se unen mediante meandros. Inevitablemente me trae a la mente el paisaje del circo de las Lagunillas en Gredos.
Los días son cortos, la excursión tiene su contenido y nos entretenemos a la fuerza disfrutando del espectáculo, así que ¡cómo no! se nos hace de noche en la pista antes de llegar al pueblo.
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