jueves, 15 de junio de 2017

Madeira. Picos Areeiro y Ruivo

He tenido la suerte de poder disfrutar de unos días en Madeira. El objetivo fundamental era participar en una reunión de descenso de cañones. Estas formaciones alcanzan en Madeira una categoría que les da fama mundial. Las condiciones orográficas crean saltos vertiginosos, encajonamientos enormes y de gran belleza en un entorno natural siempre verde. No por casualidad, la mayoría de los cañones están situados en la parte más húmeda, donde crecen los bosques de laurisilva. La sensación cuando se rapela una cascada vertical, con las paredes tapizadas de todos los tonos de verde es difícil de entender. Se diría que estamos en un gigantesco decorado en el que somos minúsculos puntos. El ruido del agua, el vacío bajo los pies y la armonía de los paisajes hace que me sienta como en un mundo diferente. Sólo la tensión que obliga a mantener los cinco sentidos en las maniobras de cuerda me une al mundo real.


Pero los atractivos de la isla no se reducen a esto. La vegetación, las costas, los senderos y paisajes merecen una visita sosegada. Mención especial merecen las formidables levadas, canales que atraviesan la isla con pequeños desniveles y que permiten caminar por lugares que de no existir serían imposibles de conocer.

Han sido tantas las actividades reseñables, que voy a preparar varias colecciones de fotos: Una con el macizo central, otra con las levadas y otra con los entornos de San Lorenzo, Seixal, los cañones y Funchal.

En este post, mostraré el sendero que une los picos Areeiro y Ruivo, en el centro de la isla. Se trata de un camino exigente si se hace de ida y vuelta. Podría hacerse con dos coches, pero es complicado dado que los puntos de acceso están muy distantes. Si ve lleva una furgoneta con conductor, sería perfectamente factible.

Todo el camino es un mirador. Atraviesa por lugares inverosímiles, por túneles y escaleras, salvando precipicios a ambos lados de la divisoria. Si se hace de ida y vuelta hay que salvar un desnivel acumulado de unos 1000 m y una distancia de 15 km. El camino está acondicionado con escalones tallados, escalas metálicas y casi siempre dispone de barandilla con cable metálico, si bien los desprendimientos la van deteriorando. Es un camino muy popular, pero aunque haya gente, merece la pena hacerlo; viene a ser como el Cares de Madeira.

Pincha aquí o en la foto para ver una presentación de fotos del recorrido.

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