Los Mallos de Riglos son unas formaciones de conglomerado que se alzan en el límite de las provincias de Huesca y Zaragoza. Son el resultado de la sedimentación de cantos rodados que se cementaron con grava y arena durante el Mioceno (hace entre 23 y 5 millones de años). Posteriormente la erosión fluvial arrastró las partes más blandas y dejó en pie las enormes torres.
Es un paraíso para los aficionados a la escalada, que vienen de todo el mundo a subir a los míticos Pisón, Firé, Cuchillo, Puro, Visera, Colorado...
El pueblo de Riglos está acurrucado junto a los mallos, en un emplazamiento que aparenta ser incluso demasiado próximo a las paredes, con la torre de su iglesia que parece apuntar a la cumbre del Pisón.
No son las únicas formaciones de este tipo que existen por la zona. A pocos kilómetros podemos visitar los de Agüero, otro pueblo con emplazamiento privilegiado delante de un telón dramático. En Agüero además hay dos joyas del románico, la iglesia del Salvador y especialmente, la ambiciosa e inacabada de Santiago.
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