Entre las incontables maravillas que nos ofrecen los Pirineos están las flores. Nos sorprenden, algunas con sus barrocas formas de turbante, como los Lilium pyrenaicum (amarillo) y Lilium martagón, auténticas joyas escondidas.
Otras veces es su especialización, como ocurre con la carnívora grasilla (Pinguicula longifolia)
También por su altivez, situadas en los lugares más inacccesibles, como la corona de rey (Saxífraga Longifolia)
Su exhuberancia, como los rododrendros (Rhododendrum ferrugineum) que tiñen las laderas en la faja de Pelay
Por su fama -merecida- como los edelweiss (Leontopodium alpinum)
Por su elegancia, como el lirio azul (Iris latifolia)
Por ser endemismo como la oreja de oso (Ramonda myconi)
Otras veces es su especialización, como ocurre con la carnívora grasilla (Pinguicula longifolia)
También por su altivez, situadas en los lugares más inacccesibles, como la corona de rey (Saxífraga Longifolia)
Su exhuberancia, como los rododrendros (Rhododendrum ferrugineum) que tiñen las laderas en la faja de Pelay
Por su fama -merecida- como los edelweiss (Leontopodium alpinum)
Por su elegancia, como el lirio azul (Iris latifolia)
Por ser endemismo como la oreja de oso (Ramonda myconi)
¡Son tantas y tan hermosas! Hemos tenido la suerte de disfrutarlas durante unos días y fotografiarlas. En esta colección puedes algunas más e intentar ponerles nombre.
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