lunes, 22 de enero de 2024

Cascadas en las Arribes 2024-01

Unos días continuados de lluvia son un aviso para visitar las Arribes. El espectáculo está asegurado.

La llegada al pozo de los Humos es apoteósica. La niebla cubre el cauce del Uces, pero a medida que nos acercamos, se abre el telón. El río no trae el impetuoso caudal que hemos visto en vídeos de días anteriores, pero la imagen es de gran belleza.




El siguiente hito es el Pozo Airón. Un paseo cómodo que deja en una de las cascadas que se pueden ver desde el interior. Su orientación norte hace que el hielo se mantenga en algunos lugares. En el entorno de la cascada hay que caminar con precaución; el agua pulverizada hace que las piedras y el suelo estén resbaladizos.







Merece la pena continuar hacia el mirador del Duero. Siempre que veo estos paisajes pienso en la categoría que tienen. La Arribes justifican un viaje desde cualquier parte de Europa para ser conocidos. Los habitantes de estos lugares deben sentirse orgullosos y quienes tenemos el privilegio de visitarlos con frecuencia debemos difundir su belleza. 

Quienes gestionan este territorio deben promover su disfrute de forma tranquila y respetuosa. Sus senderos, que aprovechan antiguas terrazas no son lugar para motos ni otros vehículos ruidosos y contaminantes. 



Regresamos con intención de ir hacia Aldeadávila. Tras admirar una vez más el desbocado Uces, intentamos ir a la cascada del Pinero. Cuando llegamos al acceso desde Corporario tenemos que darnos la vuelta porque unos cazadores se han adueñado del terreno. Seguimos hacia el mirador de Rupurupay y bajamos a la cascada.





El sendero es agradable y bien trazado. Tras los chozos que fueron ocupados por una familia hasta bien entrado el siglo XX, aparece el barranco. El agua se precipita por la cascada que también llaman del Remolino.






Ya con la tarde cayendo regresamos a la cascada del Pinero. Otra caída de agua donde se puede caminar por detrás.







miércoles, 17 de enero de 2024

El Hierro 6. Valverde - Tamaduste.

Roque de las Gaviotas

Como fin de fiesta hacemos un recorrido con fuerte descenso entre Valverde y Tamaduste, que -por su orientación- sólo debe hacerse si no hace calor.





Desde el mismo pueblo de Tamaduste seguimos el camino por la costa, que serpentea junto a escarpados y verticales acantilados. Las columnas basálticas ofrecen imágenes difíciles de olvidar. El terreno entre picón y rocas volcánicas sería muy difícil de caminar si no fuera por el camino, bien señalizado y fácil de seguir. En mi opinión, es un lugar imprescindible.











De regreso, nos damos un baño magnífico en la cala de Tamaduste que llaman “El Río” y volvemos andando hasta el aeropuerto ¿en qué otro lugar del mundo puede hacerse eso?

La isla del Hierro es asombrosa. Es cierto que todas las Canarias lo son, pero esta, que hemos conocido con la fantástica ayuda de Luis es una verdadera joya. Volveremos.


El Hierro 5. Pozo de las Calcosas – Mirador de la Peña.

Pozo de las Calcosas
Desde el pueblo de San Andrés descendemos en dirección Norte hacia el mítico árbol Garoé, donde los indígenas acumulaban agua, procedente sobre todo de la humedad de la niebla recuperada en las hojas. Recomiendo entrar al centro de interpretación para conocer su importancia histórica y natural.







Seguimos a Monacal. Un camino tradicional que da acceso a las huertas nos lleva hasta el pozo de las Calcosas. Es un antiguo poblado marinero alojado en una profunda depresión, en un entorno volcánico absolutamente onírico. Hay unas piscinas naturales con aguas tranquilas situadas sobre las coladas que se adentran en el mar.






De regreso, hacemos una pausa en el mirador de la Peña y en el Parador, obras de César Manrique.