Algunos lugares son imprescindibles. Hay que visitarlos. No importa su popularidad; siempre hay la posibilidad de encontrar fechas o condiciones climatológicas que faciliten una visita tranquila e incluso sin gente.
El paisaje, formado especialmente por erosión fluvial, ofrece panorámicas muy hermosas, aparte de su importancia natural por aspectos geológicos, botánicos y faunísticos. Las paredes están cuajadas de recovecos, simas y restos de antiguas cuevas cuyas paredes han colapsado dejando cúpulas que recuerdan lugares de culto (su nombre es "bermas"). No es de extrañar que ya desde época medieval se construyeran al menos dos ermitas, una de las cuales se mantiene próxima a la entrada más conocida del cañón por la localidad de Ucero.
Desde el comienzo del camino las sabinas acompañan mostrándose como firma soriana. En este momento del año, el polen se esparce con cada ráfaga de viento y da lugar a imágenes curiosas, como si algunos árboles estuvieran humeando, ardiendo sin llama.
Las simas, huecos y paredes de colores ofrecen imágenes que piden ser fotografiadas. De hecho, la cueva situada frente a la iglesia de San Bartolomé es una de las clásicas de este recorrido.
El río baja inusualmente crecido y en algunas pasaeras hay que extremar la precaución. El paseo se hace tan largo como se desee. Cada meandro del río, cada pared, ofrece una sorpresa que hay que asimilar y disfrutar. Sería interesante hacer el recorrido entre Ucero y el puente de los Siete Ojos contando con dos vehículos, pero a falta de eso, un paisaje como este no cuesta ningún trabajo hacerlo de ida y vuelta; al contrario, muestra puntos de vista, colores y luces diferentes.
En el regreso, una buena opción es subir al mirador de Gullurías, para contemplar varios meandros del río desde la paramera superior. También merece la pena parar en la surgencia donde nace el río Ucero, que aparece bajo las rocas con un caudal fuera de lo común.
La visita se complementa con al menos dos lugares de interés en la localidad de Ucero: la antigua canalización romana que formaba parte de un acueducto que suministraba agua a Uxama y el castillo. La canalización subterránea es perfectamente accesible, tiene unos 130 m de longitud y dos pozos de mantenimiento verticales. Nos da una idea del genio y capacidad romana para construir sus infraestructuras.
El castillo es soberbio. Está situado en un espolón rocoso desde donde domina el paisaje. Dispone de varios recintos amurallados, un foso en la parte frontal, rampas de acceso que obligan a quienes pasan la primera puerta a girar entre muros antes de llegar a un puente levadizo y una zona interior con patio de armas donde se alza la torre del homenaje y las dependencias. A sus pies, los restos de una villa amurallada y de una iglesia.
El recorrido por el cañon, no tiene pérdida y está bien señalizado. Para llegar a la boca del acueducto romano, mejor preguntar a alguien en el pueblo (está al lado). Al castillo se llega desde la salida del canal por sendero señalizado o directamente desde Ucero.
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