miércoles, 20 de junio de 2018

Yordas y Peñas Pintas. Riaño. 2018-06

La belleza de la montaña de Riaño se ve aumentada -si cabe- por la explosión de la primavera tras un  invierno largo y lluvioso. Las imágenes son espectaculares mires donde mires. El embalse, que anegó en 1987 un total de nueve pueblos, está en su nivel máximo; no se ve ninguna traza de terreno sin vegetación, así que se nos ofrece la ilusión de que estamos contemplando un gigantesco lago natural.


La construcción del embalse fue una tragedia para muchas familias, pero ya que existe, al menos debemos reconocer que aporta una estética grandiosa al valle. Se trata de un lugar que animo a conocer y a disfrutar, no sólo de paso, sino recorriendo el embalse en las barcas turísticas o en canoas y por supuesto, caminando por sus senderos y cumbres.


En esta ocasión hemos ascendido a los picos Yordas y Peñas Pintas. Son dos de los mejores miradores junto con el Gilbo, que destaca desde Riaño, agreste con su desafiante y llamativa pirámide.


Las praderas están verdes como nunca, llenas de flores de todo tipo.  Las laderas destacan rabiosamente amarillas por las flores de las escobas. Seguimos los senderos por robledales, hayedos y tejedales. El frescor del bosque nos deja en roquedos calcáreos, con sus muchas sorpresas estéticas y geológicas. Súbitamente, tras un collado, la vista no es capaz de abarcar todo el enorme paisaje, las formas de los estratos, las paredes y crestas, los pliegues, los diferentes colores que pinta la vegetación o el horizonte difícil de creer de montañas a cual más bella.


Estos días, la impresión era aún mayor al tener una atmósfera limpia y con poco humedad que permitía ver con claridad las montañas de los macizos Central y del Cornión, el Mampodre, La Ubiñas, Babia, la montaña palentina con el Espiguete destacando como un enorme hito...
¡Qué gozada!

Pincha aquí para ver una presentación de fotos de esta fantástica salida

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