El valle de Riotuerto se derrama desde las cumbres de las Ubiñas como una alfombra verde, perfecto en su ondulación. Las formas suaves del terreno hacen resaltar las calizas verticales que se alzan al fondo. Los prados están plagados de flores a cual más hermosa y el ganado pasta en la abundancia. Es un escenario que transmite tranquilidad y sosiego.
Subimos desde Torrebarrio, temprano aún para superar la rampa hasta la base de las Peñas Ubiñas con una temperatura soportable. Los collados del Ronzón y Tuiza nos dejan en la aérea senda de Merinas. Sólo recorrer este sendero inverosímil ya compensa el esfuerzo. Dejamos la senda al llegar a la arista Este, uno de los recorridos de subida más directos viniendo desde la vertiente asturiana.
El contrafuerte apunta desde la braña del Meicín hacia la cumbre; 400 m de desnivel con entretenimiento asegurado. La vista se ve atraída de inmediato por la cresta que baja de los Fontanes con el Siete, los Castillines y la Puerta del Arco.
Los tramos de trepada se suceden, siempre con vistas espectaculares, algunas que sobrecogen sobre el caos de la cara Norte de Peña Ubiña.
Ganada la cresta cimera nos recreamos con la vista circular; la placidez de los modelados glaciares en los valles y el agreste horizonte de montañas. A pesar de la ligera neblina la vista alcanza multitud de cumbres de la cordillera cantábrica, desde"mi amiga" Babia hasta la montaña palentina.
Ya de bajada parece que el cielo va a caerse sobre nosotros. Afortunadamente la tormenta descarga sobre el valle de Babia y nos permite hacer una subida rápida a la Peña Ubiña Pequeña, para completar un magnífico día.
Pincha aquí si quieres ver una colección de fotos de la salida.
Subimos desde Torrebarrio, temprano aún para superar la rampa hasta la base de las Peñas Ubiñas con una temperatura soportable. Los collados del Ronzón y Tuiza nos dejan en la aérea senda de Merinas. Sólo recorrer este sendero inverosímil ya compensa el esfuerzo. Dejamos la senda al llegar a la arista Este, uno de los recorridos de subida más directos viniendo desde la vertiente asturiana.
Los tramos de trepada se suceden, siempre con vistas espectaculares, algunas que sobrecogen sobre el caos de la cara Norte de Peña Ubiña.
Ganada la cresta cimera nos recreamos con la vista circular; la placidez de los modelados glaciares en los valles y el agreste horizonte de montañas. A pesar de la ligera neblina la vista alcanza multitud de cumbres de la cordillera cantábrica, desde"mi amiga" Babia hasta la montaña palentina.
Ya de bajada parece que el cielo va a caerse sobre nosotros. Afortunadamente la tormenta descarga sobre el valle de Babia y nos permite hacer una subida rápida a la Peña Ubiña Pequeña, para completar un magnífico día.
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