El viernes, Carmen y yo haremos una presentación de nuestra visión Sicilia, una isla con una enorme riqueza cultural y natural.
Los restos griegos impresionan por su tamaño, conservación y estética: Selinunte emociona con su grandeza y extensión. Agrigento es una muestra soberbia de poder y capacidad creativa, por no citar Segesta, el enorme teatro de Siracusa o el greco-romano de Taormina, con el telón de fondo del Etna.
Las ciudades están llenas de encanto. Palermo es una ciudad viva, auténtica, a la vez decadente y señorial, plagada de palacios y abigarradas iglesias. Merece la pena perderse voluntariamente por sus calles y bulliciosos mercados. Otras, como Castelmola, están emplazadas sobre laderas, donde parecen desafiar el paso del tiempo.
Noto, Ragusa, la isla Ortigia de Siracusa o Palazzolo Acreide, brillan con un barroco espectacular.
También la cultura romana dejó huella, con los extraordinarios mosaicos de la villa del Casale en Piazza Armerina.
En cuanto a la naturaleza y la montaña, la subida al Etna desde el Sur permite descubrir el volcán de cerca y caminar por el borde de varios conos durmientes, siempre y cuando los gases lo permitan. Por el lado Norte, cráteres encadenados, malpaíses entre la nieve y bosques de abedules crean bellos contrastes.
La enigmática Pantalica es una meseta rodeada por dos gargantas profundas donde se excavaron hasta cinco mil huecos en las paredes para necrópolis y vivienda.
Los acantilados de creta de la “Scala dei Turchi”, con su cegadora blancura son también un lugar para caminar y disfrutar sin prisas.
De todo lo anterior y mucho más, trataremos de hablar para transmitiros las sensaciones que provoca esta isla. El viernes 10 de febrero a las 8 de la tarde en el Centro Municipal "El Charro".
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