sábado, 25 de febrero de 2023

Valle del Côa y su entorno

Como tantas otras veces, improvisamos un viaje a una de las zonas cercanas que teníamos incomprensiblemente pendiente de conocer: Los grabados de Foz Côa y su entorno. 

Comenzamos el recorrido por Castelo Mendo, situado cerca de la frontera de Fuentes de Oñoro (Salamanca) y Vilar Formoso. Su emplazamiento recuerda a los de Chamartín en Ávila o Saldeana en Salamanca: un cerro con forma de península cuyas laderas se hunden en los barrancos tallados por el río Côa y el Ribeiro dos Cadelos. 

Fue ocupado al menos desde la edad del hierro, como atestiguan los berracos vettones que flanquean la puerta principal del recinto. La muralla medieval que lo rodea se hace fuerte en la zona norte, la única que carece de barreras naturales. 

El pueblo conserva varios recintos de murallas, un precioso pelouriño, iglesia, ermitas y casas nobles. Los muros de la fortaleza fueron construidos con una calidad asombrosa. Las piedras están cortadas de modo que ajustan a la perfección. Está claro que a lo largo de los siglos los habitantes acumularon conocimientos sobre cómo trabajar el granito. En la parte alta se pueden apreciar aún canteras primitivas. 

Un castillo domina el paisaje. Allí se alza el recinto más noble, un aljibe, los restos de la torre del homenaje y de una iglesia donde los siglos dejaron diferentes estilos arquitectónicos.  

Todo el conjunto es evocador, está bien conservado y dispone de carteles informativos que incluyen códigos QR para ampliar información.

Nuestro siguiente punto de parada es Trancoso. No se trata de una aldea sino de una ciudad cuya parte más antigua está circunvalada por una potente muralla y presidida por un castillo. El conjunto histórico tiene muchos edificios de categoría, pelouriño, iglesias, torres y puertas defensivas, todo de una gran belleza arquitectónica. Nos llaman la atención las estrechas calles cercanas al castillo, repletas de ortensias y la amabilidad de la gente, que nos pregunta dónde vamos, orgullosos de su ciudad. También algunos de sus comercios, que parecen paralizados en el tiempo, particularmente la barbería situada junto al arco principal de la muralla, pero también algunas mercerías, tiendas de ropa y librerías. 



Hay un curioso personaje histórico denominado "El Bandarra" (no es broma) que tiene presencia en la ciudad, con una escultura, su sepultura en una iglesia y menciones en varios lugares. Al parecer fue un zapatero que en el s. XVI también ejerció de profeta y escritor.


En el exterior, como ocurrió en Ávila y otras ciudades medievales, se fueron extendiendo las construcciones de fuentes y capillas. 

Seguimos hacia el norte y paramos en Marialva. Subimos desde el pueblo por una preciosa calzada que accedía a una de las puertas de la muralla. Aquí, al revés que en Trancoso, la vida ha desaparecido del antiguo recinto, pero los abundantes restos arquitectónicos y la poderosa fortaleza también merecen una visita.




Con este recorrido no agotamos los lugares a conocer. Hemos tenido que elegir, pues queremos llegar a dormir a Foz Côa. Quedan apuntados para un futuro próximo, entre otros, el dolmen "Anta da Pera do Moço" la aldea de Castelo Bom y Castro do Jarmelo, donde hay una "plaza de toros" que tiene todo el aspecto de haber sido construida sobre un teatro romano, con amplias gradas en semicículo, que asemejan una cavea y un coso que bien pudiera haber sido en su mitad una orchestra.

Junto a Foz Côa, queremos hacer un recorrido caminando desde Freixo de Numâo pasando por varios lugares de interés como Prazo o Rumansil. El pueblo también tiene interés arquitectónico a pesar de no estar incluido en el circuito de aldeas históricas. Cuando llegamos a la estación arqueológica de Prazo nos quedamos conociendo sus más que importantes restos, que van desde época paleolítica (incluido un menhir), pasando por una villa romana y un templo medieval. El lugar es extraordinario. Insisto en lo bien construidos y ajustados que están los muros de piedra. Decidimos regresar -casi corriendo- a Freixo para visitar el Museu da Casa Grande donde se muestra información de los asentamientos arqueológicos excavados en la zona.





Ya en Vila Nova de Foz Côa, tras dejar las cosas en un apartamento vamos a cenar al restaurante Foz Caffé. No os engañéis por el aspecto exterior. Es un restaurante de cocina local, sin pretensiones pero de gran calidad. La carne con cogumelos y el pulpo a la brasa, espectaculares. Destacan su iglesia matriz de fachada manuelina y el pelouriño.



El domingo tenemos reservadas visitas a dos grupos de paneles con grabados en el Parque Arqueológico del Valle del Côa. El lugar fue incluido en 1998 en la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO. En 2010 esta declaración se amplió a los grabados de Siega Verde (Salamanca), formando ahora un único conjunto, el "Sitio de Arte Rupestre Prehistórico del Valle del Côa y Siega Verde". El conjunto de grabados paleolíticos es el mayor de cuantos muestran este tipo de arte al aire libre en la península ibérica. 

La creación de grabados comenzó en época paleolítica (hace unos 25.000 años) y responde a claves que la persona que nos guió y posteriormente la visita al museo, nos ayudan a conocer. La cantidad de arte grabado en rocas es enorme y la historia de su descubrimiento y puesta en valor, fascinante. La mayoría estuvieron a punto de quedar ocultos para siempre por la construcción de una presa. Hay mucha información en Internet y conviene saber lo que vamos a visitar antes de conocerlo con más detalle. 




Visitamos los dos grupos de paneles para los que conseguimos reservar: Canada do Inferno por la mañana y Penascosa por la tarde. Entre una y otra, es imprescindible conocer el magnífico museo (la entrada al enorme y bien integrado edificio transmite cierta sensación de agobio, como si de un viaje en el tiempo se tratara). 

Para hacer las visitas guiadas a los grabados es imprescindible reservar con antelación. Se puede hacer por internet, no obstante nos recomendaron que la próxima vez lo hagamos por teléfono, pues aunque no haya plazas libres puede crearse una vista nueva.

Como el recorrido de tarde a Penascosa se hace desde el centro de visitantes de Castelo Melhor, regresamos por Figueira de Castelo Rodrigo, otra aldea histórica. También de interés, si bien me dio la impresión de que estaba arreglado en exceso.