Muniellos es un tesoro, un lugar donde la naturaleza evoluciona sin la presión del ser humano. Desde el momento en el que entramos en el valle su belleza nos admira y nos deja sin palabras. Es como entrar en un documental.
Todo capta nuestra atención, desde lo más pequeño como musgos, líquenes, hongos, arroyos o plantas hasta lo más grande, como las panorámicas del bosque que tapiza las laderas. Según ganamos altura vemos enormes robles o arces que en cualquier otro entorno estarían catalogados como árboles singulares. Es sorprendente pensar que estos bosques fueron explotados para extraer madera desde el siglo XVI hasta 1973. Su recuperación sólo se produjo desde que fue declarado reserva biológica en 1982 y Reserva de la Biosfera de la UNESCO en el año 2000.
Llegamos los primeros a la casa del Parque en Tablizas, así que al espectáculo de colores, olores y sonidos de la naturaleza se añadía el hecho de que estuviéramos solos. Incluso en la zona de entrada los líquenes que crecen en las cuerdas del camino adaptado ofrecen preciosas imágenes.
Nos adentramos en el bosque sin pestañear; no queremos perder ni una
sensación. La luz tenue se cuela entre las ramas que el viento mueve
suavemente. Se escucha el sonido del agua al lado del camino, la
zambullida de un mirlo acuático, las hojas cuando caen al suelo
incorporándose a un mosaico cambiante que vira al amarillo otoñal. Se
percibe la humedad en la piel y en la visión del musgo saturado que
abriga cada árbol, cada roca.
Caminamos separados, disfrutando de la paz y la belleza que nos
rodea. Yo, parando cada pocos segundos incapaz de dejar de tomar
fotografías.
Seguimos la parte inferior del valle por el "recorrido corto", junto a los cursos de agua con pequeñas cascadas de agua transparente. Nos acompañan avellanos, serbales, acebos, abedules, algún tejo... Esta parte del sendero no tiene dificultades, pero tardamos en recorrerlo como si las tuviera.

El sendero ofrece balcones sobre el conjunto de Muniellos. El sol se anima a participar en la iluminación del escenario.
Vemos rebecos. No vimos al oso, seguro que él a nosotros si, pero encontramos sus restos, excrementos (se incluyen fotos en el resumen que va abajo) y algunos árboles marcados por sus garras.
Muniellos es un lugar que recomiendo visitar al menos una vez en la vida y más si se puede. Para hacerlo es necesario pedir permiso. Sólo se conceden 20 accesos al día, así que fácil, no es. Aquí está toda la información para hacerlo y sobre la reserva en general.
Aquí puedes acceder a una colección más completa de fotografías.
Aquí puedes acceder al track en Wikiloc del recorrido que hicimos.



























Geniales fotografías. Estupendo reportaje. Saludos, Javier.
ResponderEliminarRealmente bonito. Una verdadera reserva. Que dure.
ResponderEliminarMe encantan tus fotografías y tu narrativa. Dan ganas de ir por ese valle y comprobar que existe un lugar así. Felicidades
ResponderEliminarExtraordinario todo: fotos, apuntes, sensaciones. Gracias, Javier.
ResponderEliminarQué lugar tan bonito! Lo pillaste en su momento y supiste captar lo sencillo y convertirlo en algo bello. Tus fotos son excepcionales: una hoja, una baya, una seta, los colores, el agua nada escapa a tu ojo perspicaz. Que no decaiga tu espíritu observador, vividor y aventurero. Gracias por compartir.
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