El término municipal de Valdelosa (Salamanca) acoge la mayor extensión de alcornoques existente en el Noroeste de la península Ibérica. Muchos de estos árboles, típicamente mediterráneos, alcanzan dimensiones que los hacen dignos de ser conocidos y apreciados.
El aprovechamiento del corcho -la rugosa y ancha corteza del alcornoque (Quercus suber)- sigue siendo una fuente de ingresos. Se usa sobre todo para tapones en vinos de calidad, en construcción y en revestimientos, aunque no sólo eso: su capacidad de aislamiento térmico y escaso peso lo hace adecuado incluso para naves espaciales.Acudimos a una jornada de recogida, catalogación y exposición de setas organizada por la asociación "Teso Santo" y por "Micocyl". El alcornocal de Valdelosa forma parte del acotado micológico "Ribera de Cañedo". Para recolectar setas es necesario adquirir un permiso. Ya que estábamos allí, aparte del paseo matutino cesta en ristre (con poco éxito recolector), decidimos echar la tarde haciendo un recorrido por el monte.


Recién pelados los alcornoques se tiñen de rojo. A medida que transcurre el tiempo hasta la siguiente saca, una década después, van oscureciendo y pasan por varios tonos. La estética del corcho, de los troncos donde se ha cosechado y la propia forma de los árboles es llamativa y sorprendente.













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