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martes, 26 de enero de 2021

Arribes del Camaces. 2021-01

Tras las nevadas y lluvias de los últimos días, pudimos disfrutar del paseo junto a uno de los espectáculos más impresionantes que podemos ver en la provincia de Salamanca.


Las Arribes tienen muchos lugares sorprendentes. Ya he dicho más veces que es uno de los lugares con la mayor importancia paisajística, con un nivel que justifica ser conocido por personas de todo el mundo. Son un recurso natural que debe ser disfrutado de forma respetuosa, fundamentalmente a través del senderismo que no deje huella. 



Desde un punto de vista turístico, Arribes tiene en mi opinión una ventaja que debería conocerse: Las visitas en invierno y primavera son enormemente gratificantes, tras las lluvias o nevadas que dejan durante unos días cauces, cascadas y rápidos rebosantes. Cuando no compensa ir a otros lugares, Arribes muestra su cara más imponente. Como recurso económico, el turismo de naturaleza puede ser una gran fortaleza que favorezca a los habitantes de la zona (obviamente, cuando termine la pandemia, pues ahora lo más prudente es olvidarse de ello). 

Las cascadas están pletóricas de agua. Parece que estamos en Noruega, El agua pulverizada forma una nube sobre el estrépito del Cachón de Camaces.

El tramo hasta la desembocadura en la cascada final sobre el río Huebra presenta una sucesión de caídas de agua a cual más hermosa.

Desde el mirador vamos hacia el llamado "puente del Ojo". A pesar de su aparente fragilidad, el puente medieval se mantiene firme. El agua desborda el cauce en la parte anterior y se canaliza con fuerza bajo el arco principal. Es evidente la profundidad que hay debajo. Nos llama la atención que tiene varios rebosaderos y las rocas sobre las que se asienta presentan muestras evidentes de erosión fluvial, lo que implica que en ocasiones baja mucha más agua que hoy.




Seguimos el trazado del GR-14 hacia el despoblado de San Leonardo. Sólo se conservan los restos de la iglesia, especialmente de la espadaña y la entrada principal. Por su situación elevada es fácil de localizar, aunque el GR-14 está cortado por un cercado con una valla de alambre de espino instalada no hace demasiado tiempo. Resulta paradójico ver las señales indicando el paso justo por donde no se puede pasar. La solución de momento es entrar por la puerta de una finca situada cerca y atravesar bajo otrs valla de alambres más suelta.

En este enlace puedes acceder a una colección con las imágenes del Camaces.

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El domingo anterior estuvimos disfrutando de la nieve en la sierra de Béjar. Hicimos un precioso recorrido por la Ceja desde la Covatilla. ¡Vaya contraste! Afortunadamente tenemos una provincia con una gran variedad. En este enlace puedes acceder a una colección de fotos de esta jornada.



miércoles, 13 de enero de 2021

Zapardiel- Barquillo Cimero- Chozos del Pezuelo 2021-01

El acceso más conocido a Gredos por el norte, desde Hoyos del Espino, evidentemente no es el único. De hecho, no es el más corto para llegar a Cinco Lagunas, la Hoya de las Berzas, Las Lagunillas, el Gutre, Majalaescoba, el Meapoco, el Risco del Fraile o el Risco de las Hoces, por citar solo unos pocos lugares.

Las autoridades apoyaron el acceso por Hoyos con la construcción del refugio del Rey en 1911 y el edificio del futuro parador en Navarredonda en 1914, pero hubo otros pueblos que fueron puntos de partida de los pioneros (lo que expongo está fundado en la investigación de Antonino González Canalejo, y en particular de su Tesis Doctoral "El regeneracionismo y la institución libre de enseñanza en el descubrimiento de las montañas españolas: Guardarrama y Gredos").

Navalperal, Aliseda, Angostura, Navamediana, Bohoyo o Zapardiel de la Ribera cuentan con sendas que conducen a los pastos altos de las gargantas y de allí, a los cordales. Desde todos estos lugares parten caminos tradicionales, que a día de hoy están razonablemente bien conservados. Junto a varios de ellos existían chozos ancestrales, como en el Barquillo Cimero de la Garganta del Pinar, los dos de la Barranca o el del Novillero. 

En mi opinión, diversificar los accesos a Gredos, utilizando estos caminos, quita presión al Circo de la Laguna Grande, favorece la economía de los pueblos serranos en su conjunto, da a conocer más aspectos de la sierra y limita las aglomeraciones en la Plataforma de Navacepeda.

En esta ocasión volvemos a entrar por Zapardiel. Los recorridos que desde allí podemos tomar presentan aspectos etnográficos, naturales y paisajísticos de gran valor. Subimos desde el área recreativa junto al Tormes por la ladera hidrográfica derecha de la Garganta del Hornillo. El comienzo está cuajado de enebros y a medida que tomamos altura ofrece vistas magníficas sobre el valle del Tormes y las sierras del entorno.


Las vallas de piedra y muestras del uso ganadero se suceden hasta llegar al primer punto de descanso, el refugio del Prao Seco, magníficamente acondicionado y mantenido. En la subida hacia la parte alta de la Garganta del Pinar, pisamos nieve que no tiene prácticamente adherencia; son cristales muy finos que se acumulan en ventisqueros y a veces sobre hielo. Los piornos están engalanados de blanco. La Mogota del Cervunal, la cuerda de la Galana, el Picurucho y el Gutre van mostrándose cada vez más altivos, más blancos, con hielo pegado en sus rocas que les da apariencia de ser inaccesibles.

Llegamos al Barquillo Cimero, mirador que, con cierta facilidad, nos permite asomarnos a un espectáculo de cumbres, paredes y abismos de gran belleza. Sólo llegar hasta este punto justifica sobradamente el esfuerzo, si bien, una vez que ya hemos ganado altura, la montaña nos provoca para continuar adelante, como hemos hecho en otras ocasiones (Las Lagunillas 2017-11 y 2018-06).

En lo alto del la cuerda del Barquillo está el segundo refugio del día, más pequeño, pero igualmente bien dotado y conservado.


Iniciamos el descenso hacia los Chozos del Pezuelo, tercer refugio. Ya he escrito sobre ellos en los post anteriores. Hay que añadir que su acondicionamiento no ha hecho más que mejorar, aunque el agua procedente de la nieve del techo se filtra por algunas goteras. Se ha instalado junto a los chozos un panel informativo con un texto e ilustraciones de calidad, lo que es de agradecer en tiempos en los que los carteles informativos no suelen ser otra cosa más que propaganda. Recordamos la jornada en la que organizamos una salida para La Facendera (aquellos tiempos en los que se podían hacer excursiones sin riesgo de contribuir a transmitir contagios que pueden ser mortales para nosotros o nuestros familiares). Entonces tuvimos el privilegio de ir acompañados por Sergio, alma del proyecto de recuperación del conjunto etnográfico y por Antonino, uno de los mejores conocedores de Gredos.

Seguimos hacia los sorprendentes abedules centenarios, auténtica joya viva y al cuarto refugio del día, bien conservado como como los anteriores, la llamada Casa de las Alamedas y su corral circular.


El descenso lo hacemos por el robledal y el pinar; en este último se han talado centenares de árboles. Nada que reprochar puesto que para eso se plantaron. Lo que si es inadecuado es que hayan quedado árboles tirados y que la pista final haya quedado destrozada por el paso de maquinaria pesada. Afortunadamente, ahora la nieve cubre la tierra pegajosa y permite el paso. Cuando no haya nieve, es preferible evitar esta pista, como indico en la parte final de este post.

Pincha aquí si desear acceder a una colección de fotos más completa de la jornada.

Aquí puedes acceder al track en Wikiloc.