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viernes, 20 de septiembre de 2019

Dolomitas 2019. 2, Catinaccio y macizo Pala de San Martino

Sigue de "Dolomitas 2019. 1, Caladora, Sassolungo, Viel del Pan, Nuvolau-Averau-Cinque Torri"

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El domingo 25 vamos al grupo del Catinaccio. Tomamos dos telesillas desde Pera di Fassa que nos dejan al comienzo del camino, pero nos encontramos con la sorpresa de que uno de los senderos que teníamos previsto está cortado por derrumbes.

Nos adaptamos. Carmen, Sonso y Alicia suben directamente al refugio de Vajolet, bajo las agujas del mismo nombre. Los demás tratamos de hacer la vuelta al Catinaccio y la ferrata Santner que nos llevarían al mismo sitio.




Nuestro recorrido es largo y exigente. Las nubes revientan cuando -afortunadamente- acabamos de llegar al refugio Fronza alle Coronelle. Cuando remite la lluvia decidimos acortar por la forcella di Davoi y reencontrarnos con las chicas ya en el telesilla. A ellas les cogió la tormenta en el refugio Vajolet, así que tampoco tuvieron problemas.

Las imágenes del grupo del Catinaccio son  magníficas, pero las nubes crepusculares nos impidieron volver a disfrutar por la tarde del fenómeno de la enrosadira (el color rojizo que toma la dolomía cuando le da el sol que sale o se pone). Nos conformamos con las leyendas sobre el "Rosengarten" que os recomiendo busquéis en Internet.




Ya en Falcade damos un paseo por el pueblo. La parte antigua tiene magníficas construcciones tradicionales.



Aquí puedes acceder a una colección de fotos de la jornada del 25 de agosto.


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El lunes 26 nos dirigimos hacia San Martino de Castrozza, donde tomaremos dos teleféricos que nos suben hasta las proximidades del refugio Rosetta. Dejamos en el refugio lo que no necesitaremos en día y nos encaminamos hacia el glaciar y pico Fradusta.

El ascenso nos ha evitado un enorme desnivel, pero también el paso por bosque, así que la salida empieza directamente sobre un terreno más inhóspito de lo habitual, con lapiaz, roca modelada por glaciación y pedreras.



La jornada se presenta inestable; vemos las nubes evolucionar mientras nos adentramos en terreno de alta montaña. Ascendemos sorteando las irregularidades del terreno calizo. Las nubes juegan al escondite con cimas, cuerdas agrestes y portillas. Ya en la cresta cimera, los primeros que llegamos a la cumbre contemplamos el entorno, violentamente hermoso, con lo que queda del glaciar a nuestros pies.



En pocos minutos empieza a llover. Descendemos sin problema la parte más empinada. Ya en el altiplano, las nubes comienzan a descargar agua y se oyen algunos truenos amenazadores. Hacemos el camino de regreso mientras contemplamos cómo se van creando torrenteras y se llenan lagunas por todas partes. El paisaje cambia rápidamente.


El refugio, magnífico, está preparado para estas ocasiones, pues son habituales. Nos quitamos lo que se ha empapado y lo dejamos en la habitación específica para el secado que tiene un potente calefactor-ventilador. Antes de que anochezca las nubes desaparecen por completo y dejan un atardecer rojizo y una noche estrellada que parece hubieran sido previstos para reforzar la belleza del lugar.


A pesar de que es un refugio, cenamos casi a la carta y dormimos en una habitación para los siete.

En este enlace puedes acceder a una colección de fotos del día 26, primera jornada por el grupo Pala de San Martino, ascenso a cima Fradusta.


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Día 27, Cima de Val di Roda, tras un desayuno que desmerece a la cena del día anterior, iniciamos nuestra segunda jornada en el macizo. Seguimos el sendero hacia el refugio Pradidali. Primero desciende con un trazado en zig zag admirable y luego atraviesa horizontalmente una pared en el passo di Ball. En este tramo se pasa por un sendero asegurado ("sentiero atrezzatto"), donde lo recomendable es ir asegurado con el equipo de ferratas. La sombra de los picos parece un inmenso dinosaurio sobre el valle.



Ya en la portilla varios seguimos subiendo, ya por una vía ferrata, hacia la forcella Stephen y de allí hasta la cima de Val di Roda.

Las sensaciones son únicas: asombro ante las crestas que quedan frente a nosotros, euforia, entusiasmo, alegría... Seguimos un recorrido fácil desde donde se van desplegando valles y montañas sin fin.



La cumbre es una cresta estrecha sobre un abismo vertiginoso. Vemos, como si voláramos, el recorrido que hemos seguido ¡Qué belleza! ¡qué fuerza transmiten estos paisajes!

A la espectacularidad del entorno se suman el decorado de algunas nubes que hoy no amenazan tormenta, una bandada de perdices nivales, la imagen de otras personas pasando por lugares aparentemente complicados donde nosotros estábamos hace unos minutos.



Regresamos hacia San Martino di Castrozza para emprender un viaje largo (casi tres horas) hasta nuestro siguiente destino: Misurina.

En este enlace puedes acceder a una colección de fotos de la excursión del día 27 a la fantástica cima de Val di Roda.

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                                                                                  Sigue en "Dolomitas 2019-3. Lavaredo, Paterno."

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