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lunes, 23 de julio de 2018

Tozal del Mallo y Faja de las Flores. 2018-07

La llamativa cumbre del Tozal del Mallo destaca más que ningún otro pico cuando llegamos al valle de Ordesa. Presenta un aspecto inexpugnable, sobresaliendo como un púlpito. Sin embargo el ascenso es asequible para casi cualquiera con experiencia en montaña.


El sendero nos introduce por el bosque desde Casa Oliván. Los bojes, abetos y hayas dejan paso a claros. Allí, a cada paso, la variedad y abundancia de flores nos pide tratar de capturar su belleza.

El Tozal aparece de nuevo, poderoso, apuntando al cielo. Las paredes del circo de Carriata se interponen, pero sabemos que hay caminos cuyo trazado las supera. Otras veces habíamos subido por la Fajeta, así que, para variar, ahora lo hicimos por las clavijas. Ambos recorridos son asequibles, aunque tienen tramos que requieren mucha atención y algunas clavijas están un poco separadas para los más bajitos.



Superada la primera muralla, el Tozal muestra su entrada fácil. El sendero nos lleva hasta la cumbre del espolón sin más incidencia que las paradas para ver sarrios y marmotas.




La cumbre presenta unas vistas brutales. Rodeada de abismos, con el tapizado verde de los enormes valles, la verticalidad de los picos circundantes, la pirámide cuajada de estratos y pliegues del Otal, las crestas hacia el Tendeñera, los Gabietos y el Taillón con mucha nieve aún. La mirada busca el camino que parece imposible en las paredes del Gallinero por el que continuaremos: la Faja de las Flores. 

Pocos lugares transmiten la sensación de ir volando más que éste. El estrecho pasillo tallado por la erosión en la parte alta de la pared nos lleva con facilidad y asombro sobre abismos situados más de mil metros por debajo. El quebrantahuesos se deja ver en un par de ocasiones.




Los ahora abundantes edelweiss (Leontopodium alpinum) acaban de salir, pues la nieve no se lo había permitido hasta hace muy poco tiempo. Pero hay mucha más variedad: gencianas (Gentiana alpina), corona de rey (Saxífraga longifolia), Piramidal (Ajuga pyramidalis), prímulas …

El “vuelo” por la increíble faja vira hacia el macizo y nos muestra la brechas de Roldán, el Bazillac y el Casco de Marboré.


Continuamos para descender por las clavijas de Cotatuero, ahora más impresionantes aún que de costumbre dado el enorme caudal de agua que evacua la cascada.

Antes de llegar al valle aún nos aguarda la sorpresa de encontrarnos unas preciosas azucenas de los Pirineos (Lillium pyrenaicum). En otro post anterior "Pirineos a ras del suelo" podéis ver más fotos de flores.

En este otro enlace puedes acceder a una colección más completa de fotos de este recorrido.


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