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domingo, 15 de febrero de 2015

TTIP, el "tratado vampiro"

No creas que eres muy especial si no has oído hablar del TTIP o has leído algo pero sólo de pasada , sin entender realmente cual era el problema. No se habla de él en los grandes medios de comunicación y sin embargo… puede provocar cambios trascendentales en nuestras vidas.

El TTIP es el nombre de un futuro acuerdo que se está negociando, a escondidas, entre la Unión Europea y Estados Unidos de América. No es que los ciudadanos no oigamos hablar de él, es que ni siquiera saben sus términos y negociaciones los propios europarlamentarios, a quienes elegimos con nuestros votos en las últimas elecciones. 

Es un tema de gran importancia, por eso te ruego un esfuerzo para leer la totalidad de este post.

Este acuerdo pretende crear una zona de “libre comercio” USA-UE; para ello hay dos tipos de barreras a derribar, las arancelarias (que ya son muy bajas) y las reglamentarias. Para poder competir en un comercio global, tienen que “armonizar” la legislación. Y esto ¿qué supone? Veamos las diferencias con varios ejemplos:

      - Los derechos laborales están mucho más desarrollados en la UE. Hay enormes diferencias en temas como salario mínimo, vacaciones, cobertura sanitaria, pensiones o despido por ejemplo. Los EEUU sólo tienen firmados 2 de los 8 Convenios Internacionales de la OIT (sobre trabajo infantil y esclavitud).

      - Los productos químicos en la UE siguen el llamado principio de precaución; sólo se pueden comercializar si previamente quien lo pone en el mercado demuestra que es inocuo. En USA, primero se pone en el mercado y si luego se consigue demostrar que está causando daños, se retira.

      - Los cosméticos utilizan también productos que pueden ser nocivos. Esto ha dado lugar a que en la UE se haya restringido el uso de unos 1200 de ellos. En USA se han prohibido un total de … 11 (si, once).

      - En alimentación, la EU prohibe el engorde de animales con hormonas de crecimiento o productos transgénicos. En USA se utilizan.

      - El etiquetado de los productos no indica en USA detalles como que los pollos se laven con lejía. Tampoco la presencia de transgénicos.

      - El mercado financiero, por el contrario, tiene más restringidos los movimientos financieros en USA que en la UE. En este caso son los USA quienes no quieren tocarlo.

      - Las denominaciones de origen son consideradas por los EEUU como una traba. Proponen que todo se pueda fabricar en cualquier sitio, sea el vino de Rioja o el jamón de Guijuelo.

      - Las normativas mediambientales o las políticas de privacidad y protección de datos también son muchos más restrictivas en la UE.

      - La patentes se protegen más en EEUU, lo que puede llevar a que los medicamentos genéricos tengan más trabas y los tratamientos complejos, más caros.

      - Las actividades culturales se fomentan más en la UE. En cuanto al cine, sólo Hollywood tiene una capacidad de producción mayor que el resto de Europa junta. Los EEUU quieren anular las subvenciones culturales al considerar la cultura como parte del “mercado”.


Estas diferencias se deben a cuestiones culturales y sociales. Los EEUU están muy poco poblados para su extensión, tienen muchas fuentes de riqueza, mucha población que vive muy bien con su sistema, pero también mucha desigualdad. Ya me gustaría que hubiera una armonización, pero al alta, no a la baja, como va a ocurrir ¿o alguien cree que los EEUU renunciarán a su legislación?

Una igualación de legislación no puede llevarnos a otra cosa más que a empeorar en todos los aspectos citados antes y en otros, con estas posibles consecuencias:

      - Reducción de derechos laborales, paralización o eliminación del salario mínimo, reducción de vacaciones, de cobertura sanitaria, de pensiones públicas o despido libre. Todo en aras de la “competitividad”.

      - Entrada de todo tipo de productos químicos, cosméticos, piensos o alimentos, sean o no nocivos. Teóricamente el usuario “podrá elegir” pero es una libertad ficticia porque se pretende que el etiquetado sea mucho más reducido. Al final el usuario elegirá simplemente lo más barato.

      - Caída libre de las denominaciones de origen, que tendrán que competir con multinacionales que producirán mucho más barato.

      - Fracking, minería o extracciones petrolíferas con menos control público y más facilidades para las grandes empresas.

      - Medicamentos genéricos con más trabas, tratamientos complejos más caros y sanidad privatizada, buena sólo para quien pueda pagarla.

      - Reducción de educación pública. Aumento de entidades formativas privadas que aumentarán el elitismo y reducirán el acceso a la formación de quien menos recursos tenga.

      - Los estados perderán el derecho a defender su cultura, por ejemplo apoyando al cine y en general a los contenidos, Lo previsible será una mayor invasión del cine americano y la condena a la irrelevancia del europeo.

      - Reducción de contratación con empresas próximas. El TTIP impedirá a las entidades establecer condiciones para favorecer compras de empresas locales o cercanas.


Hay otro asunto muy importante. El tratado pretende que se prohiba revertir servicios sociales que ya hayan sido privatizados. Por ejemplo, la gestión del agua. Una ciudad, provincia o Comunidad Autónoma no podrá recuperar servicios que ya se hayan privatizado, aunque sea parcialmente. Es decir, si votamos a un partido político que quiere apoyar más a los Servicios públicos, no podrá, estará prohibido por el TTIP y si lo hace, cualquier empresa que haya presentado un presupuesto para gestionar alguno de estos servicios podrá denunciarles por cantidades astronómicas, como de hecho ya ha ocurrido con el uso de algún tratado bilateral similar ya existente.

¿Qué servicios son susceptibles de ser gestionados por empresas multinacionales? Por citar alguno, Correos, transportes públicos, gestión de residuos, suministros hospitalarios y cualquier tipo de contratación pública.

Peor aún. Se crea un método de resolución de conflictos llamado ISDS (acrónimo para “Solución de controversias inversor-estado) que permite a las empresas extranjeras denunciar al estado en un tribunal de arbitraje, ajeno a la Justicia del país si considera que sus beneficios se pueden reducir. Si por ejemplo un gobierno decide aumentar el salario mínimo, puede verse denunciado por inversores extranjeros que gestionen u opten a gestionar cualquier servicio. La consecuencia es que los Estados tienen las manos atadas para regular. Votemos a quien votemos, no podrán hacer nada más que desregular y privatizar cada día más.

Sólo las grandes empresas, con sus costosos lobbies y despachos de abogados tendrán accceso a estos mecanismos. Las pequeñas empresas lo tienen crudo. Tenderán a la desaparición o a la irrelevancia.

Quien gobernará de verdad serán los “mercados” a quien no votamos. El ISDS es una auténtica barbaridad. De hecho se hizo recientemente una encuenta en Europa sobre su aplicación sobre una base de 150.000 personas y el 97% se manifestó en contra. Cualquiera se manifestaría en contra, es un auténtico secuestro de la democracia.


El tratado se está negociando con un secretismo inaudito. Los Diputados europeos sólo pueden consultar las posiciones iniciales de negociación en una “reading room”, una habitación vigilada permanentemente donde pueden entrar a consultar sobre un tema concreto que soliciten mediante un formulario (pero ¡nadie les informa de cuales son los temas de negociación!), no pueden usar bolígrafos ni medio alguno de reproducción.

Como todo en esta vida termina sabiéndose, resulta que el negociador principal europeo (encima es un técnico español al que –obviamente- nadie ha votado), escribió una carta al negociador principal americano que fue filtrada y donde se comprometía a mantener en secreto cómo se están llevando a cabo las negociaciones ¡durante 30 años! ¡Qué estarán diciendo y haciendo para que ocurra eso!

Un par de perlas más: Rajoy ha escrito dos cartas al Parlamento Europeo, una pidiéndoles celeridad y otra ¡apoyando el ISDS!

No podemos consentir que las grandes empresas pasen a ocupar el hueco de los ciudadanos. Nosotros votamos a nuestros representantes políticos y son ellos quienes tienen que legislar a nuestro favor, no a favor de multinacionales, empresas o poderes financieros. La forma de hacerlo es votar a quien se oponga al TTIP. Exijamos a los candidatos que se pronuncien sobre el TTIP. Nadie debe situarse por encima de la sociedad civil.

Hay una frase que pronunció Lola Sánchez, Diputada en el Parlamento Europeo por Podemos en la charla que tuvo lugar en Salamanca el pasado día 13 de febrero “El TTIP es un tratado vampiro, lo mataremos si le da la luz”. Es necesario que se hable sobre él, que se lea, se extiendan los comentarios por todas partes y se tome partido.

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