martes, 31 de julio de 2018

Balcón de Pineta y lago de Marboré. 2018-07

Pineta es el más oriental de los cuatro grandes valles del parque nacional de Ordesa y Monte Perdido. Los otros tres son Ordesa, Añisclo y Escuaín. Hay otros, pero estos ocupan la mayor parte del territorio del parque. Curiosamente, se distribuyen como si fueran radios cuyo vértice es Monte Perdido.


El valle de Pineta presenta una configuración típica glaciar, con forma redondeada y límites escarpados. Es el único que se recorre en coche hasta su cabecera, donde encontramos una barrera rocosa coronada de montañas y recorrida por multitud de cascadas. Sobre esta muralla, nos espera el fabuloso mirador del balcón de Pineta.

La subida es dura, pero se hace llevadera gracias a la maravilla de paisaje que se va desplegando según ascendemos.




Una primavera tan cargada de nieve y lluvia nos ha dejado el regalo de las cascadas, que levantan nubes de agua pulverizada y rugen por todas partes. Algunos neveros resisten y resistirán probablemente todo el verano. Incluso en la parte superior, en la zona llamada "el Embudo" el sendero pasa sobre uno, fácilmente evitable con una sencilla trepada.

La vista desde el Balcón justifica bien el ascenso. La vista se recrea en crestas, picos y valles; el glaciar de la cara norte de Monte Perdido y el Cilindro de Marboré se muestran a un tiro de piedra. Una vez más volvemos a tener la sensación aérea de otros recorridos por Pirineos. Vemos los llanos de la Larri y su famosa cascada, así como la faja de la Tormosa, preciosos recorridos que nos dejaron magníficas sensaciones en otra ocasión. La Tormosa está ahora inaccesible al haberse llevado el río el puente que le daba acceso bajo la cascada del Cinca.


Un paseo de menos de media hora lleva al lago de Marboré, enmarcado por los Astazus, el pico de Tucarroya, la Forqueta con su atrevido refugio y el pico de Pineta. El lago aparece cubierto de hielo en su mayor parte, reflejando en las orillas desheladas las montañas







En el descenso nos recreamos en la cascada del Cinca, que este año baja muy cargada de agua. En algunos momentos nos sentimos como transportados a otras latitudes.








lunes, 30 de julio de 2018

Brecha de Roldán. 2018-07

La Brecha de Roldán es uno de los lugares de Pirineos que atrae como una llamada. Es una puerta natural situada en la frontera y limitada por los picos Bazillac y Casco de Marboré. La excursión desde el refugio de Góriz es asequible y gratificante.


Subimos desde Nerín, aprovechando el autocar "de los montañeros" que nos deja en la meseta de la sierra de las Cutas, sobre el valle de Ordesa. Desde allí, el cómodo recorrido hasta el refugio es un balcón que asombra. Imposible no pararse para disfrutar del paisaje una y otra vez.


Este año hay mucha nieve. Las montañas están preciosas, pero las condiciones requieren llevar piolet y crampones y algunos pasos están complicadillos, como por ejemplo el camino de verano a la Brecha por el paso de los Sarrios. Por suerte, decidimos acometer el ascenso por la ruta que viene de los llanos de Millaris. Aunque la nieve primavera presenta algunas resbaladizas sorpresas que requieren estar atento, se sube sin el riesgo que ahora tiene el paso superior, donde vimos a un grupo de montañeros que nos pusieron los pelos de punta. El día anterior, tres chavales se habían resbalado por allí y tuvieron que ser rescatados, sin lesiones importantes. Luego supimos (coincidimos con ellos el día siguiente) ¡que no llevaban crampones! No llevar el material o llevarlo sin saber utilizarlo es una temeridad. Esto es alta montaña y tiene que acometerse con precaución, incluso en los pasajes que nos parecen sencillos; es el caso de la tristemente célebre "Escupidera" en Monte Perdido.





La niebla impedía ver la vertiente francesa. Una lástima porque la vista sobre Gavarrnie y su enorme cascada es una de las que nadie debería perderse.

En este enlace puedes acceder a una colección con algunas fotos de esta jornada.


jueves, 26 de julio de 2018

Pelay, Racón, Canarellos y Fraucata. Otras fajas en Ordesa. 2018-07


Las fajas de Ordesa son caminos que parecen imposibles cuando se ven desde abajo. Son recorridos que atraviesan a lo largo las paredes verticales que limitan los valles. En contra de lo aparente lo hacen sin apenas dificultad.


Su origen está en el hecho de que los estratos horizontales que forman las paredes no tienen una dureza homogénea. Los más duros permanecen como soportes y cornisas, mientras que los más blandos quedan como taludes en los que en ocasiones se desarrolla el bosque (como en la Faja de Pelay) y en otras, su anchura permite la existencia de senderos en la parte más próxima a las paredes (Faja de las Flores).

Cada vez que paseamos por Ordesa nos gusta recorrer las fajas. Caminar junto a los abismos por caminos sencillos es una sensación inigualable. Es como ir descubriendo cada pocos pasos una exposición de paisajes a cual más bello.

Para alcanzar la faja de Pelay la bien trazada senda de los Cazadores nos lleva por el hayedo-abetal hasta ganar el magnífico mirador de Calcilarruego. Si se sube pronto, el musgo, la humedad, el frescor de la mañana y el canto de los pájaros nos hacen disfrutar del ascenso.


El espectáculo tanto en el mirador como en cualquier lugar de la faja de Pelay es gratificante. Desde lo más grandioso a lo más pequeño todo es magnífico. Los picos de Otal y Tendeñera al fondo del valle, el soberbio Tozal de Mallo, el Gallinero y la Fraucata enmarcando la gran cascada de Cotatuero, las flores, destacando los rododendros en su apogeo, el bosque o los abismos a nuestros pies.


La faja nos deja en el circo de Soaso ante una espectacular Cola de Caballo. Será una constante en estos días; las lluvias de días anteriores y el deshielo ofrecen caídas de agua por todas partes. Las cascadas más conocidas rugen como nunca y presentan imágenes de abundancia que nos hacen pensar en Islandia.






La faja de las Flores es quizás la más espectacular de cuantas existen en Ordesa. La recorremos ascendiendo por las clavijas del circo de la Fraucata.  En este enlace puedes acceder a un post anterior sobre la ascensión al Tozal y el recorrido por esta faja.

Racón y Canarellos son dos fajas intermedias que recorren las paredes del Gallinero y la Fraucata. Son caminos sencillos, con aproximaciones cortas, y que también tienen gran belleza. Las vistas de la cascada de Cotatuero desde Racón son las mejores posibles, enmarcada por el bosque y las enormes paredes verticales.



Aún hicimos, en gran parte, otra faja más, la de la Fraucata, rodeando el pico Tobacor. Se trata de un recorrido que se hace sin gran dificultad desde el refugio de Góriz y que completa la vista del valle por el lado contrario a la faja de Pelay. No tiene la morfología de las otras fajas, pues en este caso no hay paredes sobre nosotros; el recorrido –muy poco transitado- transcurre por el final de la falda de la montaña y recorre el borde del abismo que forman los enormes contrafuertes de la Fraucata.




En este enlace puedes acceder a una presentación de fotos de los recorridos por la Senda de Cazadores-Faja de Pelay, Fajas de Canarellos y Racón y algunas cascadas del valle.


lunes, 23 de julio de 2018

Tozal del Mallo y Faja de las Flores. 2018-07

La llamativa cumbre del Tozal del Mallo destaca más que ningún otro pico cuando llegamos al valle de Ordesa. Presenta un aspecto inexpugnable, sobresaliendo como un púlpito. Sin embargo el ascenso es asequible para casi cualquiera con experiencia en montaña.


El sendero nos introduce por el bosque desde Casa Oliván. Los bojes, abetos y hayas dejan paso a claros. Allí, a cada paso, la variedad y abundancia de flores nos pide tratar de capturar su belleza.

El Tozal aparece de nuevo, poderoso, apuntando al cielo. Las paredes del circo de Carriata se interponen, pero sabemos que hay caminos cuyo trazado las supera. Otras veces habíamos subido por la Fajeta, así que, para variar, ahora lo hicimos por las clavijas. Ambos recorridos son asequibles, aunque tienen tramos que requieren mucha atención y algunas clavijas están un poco separadas para los más bajitos.



Superada la primera muralla, el Tozal muestra su entrada fácil. El sendero nos lleva hasta la cumbre del espolón sin más incidencia que las paradas para ver sarrios y marmotas.




La cumbre presenta unas vistas brutales. Rodeada de abismos, con el tapizado verde de los enormes valles, la verticalidad de los picos circundantes, la pirámide cuajada de estratos y pliegues del Otal, las crestas hacia el Tendeñera, los Gabietos y el Taillón con mucha nieve aún. La mirada busca el camino que parece imposible en las paredes del Gallinero por el que continuaremos: la Faja de las Flores. 

Pocos lugares transmiten la sensación de ir volando más que éste. El estrecho pasillo tallado por la erosión en la parte alta de la pared nos lleva con facilidad y asombro sobre abismos situados más de mil metros por debajo. El quebrantahuesos se deja ver en un par de ocasiones.




Los ahora abundantes edelweiss (Leontopodium alpinum) acaban de salir, pues la nieve no se lo había permitido hasta hace muy poco tiempo. Pero hay mucha más variedad: gencianas (Gentiana alpina), corona de rey (Saxífraga longifolia), Piramidal (Ajuga pyramidalis), prímulas …

El “vuelo” por la increíble faja vira hacia el macizo y nos muestra la brechas de Roldán, el Bazillac y el Casco de Marboré.


Continuamos para descender por las clavijas de Cotatuero, ahora más impresionantes aún que de costumbre dado el enorme caudal de agua que evacua la cascada.

Antes de llegar al valle aún nos aguarda la sorpresa de encontrarnos unas preciosas azucenas de los Pirineos (Lillium pyrenaicum). En otro post anterior "Pirineos a ras del suelo" podéis ver más fotos de flores.

En este otro enlace puedes acceder a una colección más completa de fotos de este recorrido.


viernes, 20 de julio de 2018

Pirineos a ras de suelo 2018-07

Entre las incontables maravillas que nos ofrecen los Pirineos están las flores. Nos sorprenden, algunas con sus barrocas formas de turbante, como los Lilium pyrenaicum (amarillo) y Lilium martagón, auténticas joyas escondidas.



Otras veces es su especialización, como ocurre con la carnívora grasilla (Pinguicula longifolia)


También por su altivez, situadas en los lugares más inacccesibles, como la corona de rey (Saxífraga Longifolia)


Su exhuberancia, como los rododrendros (Rhododendrum ferrugineum) que tiñen las laderas en la faja de Pelay


Por su fama -merecida- como los edelweiss (Leontopodium alpinum)


Por su elegancia, como el lirio azul (Iris latifolia)


Por ser endemismo como la oreja de oso (Ramonda myconi)


¡Son tantas y tan hermosas! Hemos tenido la suerte de disfrutarlas durante unos días y fotografiarlas. En esta colección puedes algunas más e intentar ponerles nombre.

Vía Ferrata cascada de Sorrosal 2018-07

Broto se encuentra a menos de cinco kilómetros de Torla, en el acceso al valle de Ordesa. Aparte de su buena ubicación como base en excursiones de varios días, cuenta con una cascada de gran belleza que se precipita en varios tramos encadenados.

La diferencia de nivel entre los valles del río Ara (que transcurre por Broto) y el valle superior del Sorrosal da lugar a un anfiteatro rocoso que enmarca la cascada. El gran muro nos muestra una estética que nos habla de grandes movimientos orogénicos. El afloramiento de estratos se muestra como un escaparate dispuesto para la contemplación. Los pliegues dibujan líneas onduladas y dobladas. Los estratos, formados por sedimentos marinos, son fáciles de ver.


Broto está situado en el fondo del antiguo valle glaciar, mientras que su afluente se precipita desde lo que fue una morrena lateral. En tiempos geológicamente recientes el glaciar talló, como para una muestra de laboratorio, las capas sedimentarias marinas (formadas hace unos 50 millones de años) y nos dejó el espectáculo listo.

El río Sorrosal inició su erosión fluvial cuando el hielo se retiró. El barranco va profundizando su curso y se dirige al escalón entre ambos valles. El desnivel, de unos 150 m, provoca las caídas de agua que continúan su trabajo erosivo.


Junto a la cascada se trazó hace algunos años una vía ferrata que permite recorrer capas de estratos, observar fósiles, salvar tramos verticales, trepar por el curso medio del barranco, cruzarlo por un puente de cable e incluso atravesar parte de la pared por una cueva artificial, antiguo canal.



Los tramos están bien equipados con grapas, escalas y otros elementos de progresión y asegurados en todo momento con cable metálico. La sensación de vértigo es intensa, acentuada por el agua pulverizada y el rugido cercano del agua chocando contra las rocas y pozas.

El acceso desde el puente románico lleva menos de cinco minutos, la vía ferrata se hace en unas dos horas y el regreso es un camino delicioso por el bosque. Tanto por las características de la vía como por el entorno natural, es un lugar absolutamente recomendable.

Pincha aquí para acceder a una colección de fotos del recorrido por la ferrata.

Datos técnicos:
Longitud aproximada: 700 m.
Desnivel: 200 m.
Recorrido total desde Broto: 3 km.
Dificultad K2
La actividad de vías ferratas o el descenso de barrancos que también se hace en Sorrosal, son intrínsecamente peligrosas. Nadie debe intentarlo sin tener el conocimiento y los materiales de seguridad necesarios o bien ir guiado por profesionales.
En temporada alta hay un guarda en el acceso que cobra 2,5 €, que al parecer se utilizan para el mantenimiento de la vía ferrata. No obstante, se puede hacer sin limitación en cualquier momento. El recorrido es muy conocido y está muy concurrido; para disfrutar es recomendable buscar un momento en el que entre poca gente.