jueves, 5 de abril de 2018

Elvas (2018-03)

Al lado de Badajoz, nada más cruzar la invisible frontera, nos encontramos con la preciosa ciudad de Elvas, patrimonio de la humanidad, y con sobradas razones para ser reconocida como tal.

La ciudad destaca por sus fortificaciones que, especialmente desde el siglo XVII, fueron desarrollándose y utilizándose en diferentes guerras contra España. La inexpugnable ciudad amurallada cuenta con baluartes y formas arquitectónicas con forma de estrella diseñadas para la defensa a lo largo de todo su perímetro. En el exterior del recinto amurallado hay además tres fortines y dos potentes fuertes, diseñados como imagen a escala de la propia ciudad.


La ciudad ocupa una colina con vistas al valle del Guadiana; los dos cerros que la flanquean están ocupados por los fuertes de Santa Luzia y de Nosa Senhora de Graça. Las vistas desde las fortificaciones son magníficas.

Además, la concentración de iglesias, museos y otros edificios históricos es sorprendente. Tras la catedral se esconde una capilla especialmente interesante, la del antiguo convento das Freiras de São Domingos. Está una placita tras la catedral, dominada por el pelourinho o picota. Las paredes, bóvedas y cúpula de la pequeña iglesia de planta circular están cubiertas por azulejos y las columnas pintadas de forma exhuberante. Se puede subir al mirador al lado de la cúpula octogonal, dando vistas a toda la ciudad.

Es también sorprendente el enorme acueducto de Amoreira, levantado entre los siglos XVI y XVII.





Pero a pesar de su gran interés en general, lo que más me ha impresionado de la ciudad han sido las calles situadas tras la antigua cerca islámica. Las calles estrechas y tortuosas con casas pintadas de blanco y ocre. El cuidado que han puesto algunos vecinos por embellecer las fachadas, el empedrado e incluso la estética de la decadencia que se aprecia en algunos edificios militares abandonados.



Nosotros nos alojamos en el Hotel Santa Luzia, que en su día fue la primera "pousada" portuguesa (equivalente a un parador). Supongo que en fechas más turísticas será caro, pero nosotros tuvimos la suerte de coger un buen precio. Un lugar muy bonito con un desayuno fastuoso, que me atrevo a recomendar si cuadra.

El único "pero" que le pongo a Elvas es la excesiva presencia de coches. Para entrar por alguna de las puertas de la ciudad fortificada hay que competir por el espacio con cierto riesgo. Espero que lo solucionen.

Pincha aquí para ver una colección de fotos de la ciudad de Elvas.


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